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miércoles, 7 de octubre de 2009

Que pasa con el Dengue

¿Quién es responsable?


Desde hace varios años la opinión pública nacional escucha el reclamo de profesionales de la salud sobre la posible aparición de enfermedades que se suponía vencidas.
Viruela, Fiebre Amarilla, Tuberculosis, Dengue, son algunas de las enfermedades que tienen un historial trágico en nuestro país y sin embargo los funcionarios gubernamentales parecen ignorar los embates de la historia y prefieren acomodar los guarismos que prevenir con programas de salubridad ya que no pueden combatir la pobreza extrema, gestor indiscutible de la proliferación de éstas enfermedades endémicas.

Especial para fps-D21 y la Web: por Ruben A. Spaggiari

La pobreza extrema de grandes sectores del entramado social Argentino nos hace sensibles a la aparición de situaciones de riesgo y enfermedades que suelen ser parte de nuestra vida cotidiana en forma latente, dispuestas a manifestarse al primer síntoma de debilidad del sistema.
Hace unos días se publicó en varios medios, también en D21, la nota del diario alemán escrita por Ingeborg Hellige y cuando llegó a mis manos y mientras la leía me invadía la sensación de desazón y nostalgia por mi país, la misma que lograba transmitirme el periodista alemán con sus palabras.
¿Es que somos tan obtusos y arrogantes para creer que sólo aquello que pensamos, es lo único que vale, todo aquel que piensa distinto, es un ignorante o enemigo de nosotros y de nuestro sistema?
¿Hasta cuándo los Argentinos seguiremos optando por los extremos, que tanto daño nos han hecho, en el pasado reciente?
El posicionamiento global de los países del orbe nos muestra que Argentina ha perdido terreno en el marco de sus bien ganada imagen como “granero del Mundo”, abastecedor de buenas carnes y en general materias primas para alimentos básicos para la población mundial.
El martes 14 de mayo el bochorno más extremo que puede pensarse fue protagonizado por la cámara de Senadores de la Nación, representantes, como se sabe, de los distintos estados provinciales que conforman el territorio nacional.
Fue en esa oportunidad que se debía tratar la declaración de “Emergencia Sanitaria” en todo el País y después de unas tratativas ajustadas, polémicas, como era de esperarse, se había llegado a la aprobación por unanimidad de la medida, pero fue en esa instancia previa que una llamada del centro del poder “K”, como lo aseguró el diputado Picheto al periodista Víctor Hugo Morales en la mañana de Continental el miércoles a las 10 hs. Ante éste llamado el cuerpo decidió cambiar y solicitar una prorroga de una semana, mientras el flagelo avanza.
La razón de esto es una cuestión de “Caja” que el Estado nacional tendría en el mismo instante que se declare la Emergencia Sanitaria debería enviar a cada Estado Provincial los fondos necesarios para paliar ésta situación.
Otra vez la vida de los ciudadanos, de la sociedad en su conjunto, se mide a través de la caja de un banco.
Hoy la estupidez humana enarbolada por los políticos de turno ha desarticulado todas estas ventajas que se habían ganado con muchos años de un esfuerzo, dispar y esporádico, ya que nuestros políticos jamás elaboran “Políticas de Estado” sino coyunturales que son destruidas o desarticuladas en cada mandato.
¿Dónde está la redistribución de la riqueza que se preconiza desde el ejecutivo, defendiendo las retenciones al campo?
¿Dónde están los fondos que se utilizan de la caja del ANSES que deberían destinarse al pago y bienestar de la clase pasiva?
El día 23 de abril de 2009 un funcionario de la cartera de Salud, Gastón Blansetier, confirmó a Radio Continental, a la producción del programa de Magdalena Ruiz Guiñazú que en plena campaña de lucha contra el dengue se habían retenido un 25% de los fondos desde esa cartera, por orden del ejecutivo, por no ser provincias que responden al kirschnerismo, tal como Catamarca y Córdoba.
El dengue no sólo nos mata sino también desnuda la hipocresía y estupidez de una sociedad enferma y sectores de ella que hacen gala de usufructuar esa enfermedad para beneficio propio y de sus especulativas políticas partidistas y mercantilistas.
Hasta cuando seguirán asumiendo que somos estúpidos a los que se los engaña con dádivas y promesas jamás cumplidas, con el discurso facilista sobre nuestro futuro y el de nuestros hijos, cuando trágicamente miramos pasar nuestro presente ante nuestros ojos con el horror de una realidad que nos duele.
¡Cuidado! No estiremos más la cuerda, porque si se rompe, el daño será enorme y nuestra sociedad no soportará mucho más.

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