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lunes, 5 de octubre de 2009

Acciones y omisiones

Las piedras de ICA


El reciente informe de los investigadores de la Universidad de OSLO en el Museo de Ciencias Naturales de Nueva York sobre los estudios que realizaron sobre un fósil descubierto por particulares en 1983, mantenido en resguardo en forma privada hasta que lo compró la Universidad de OSLO, Noruega y comenzó su estudio por parte un equipo de especialistas, abre una nueva puerta a los interrogantes que, desde hace más de cuarenta años, plantean un descubrimiento realizado en Perú que ha sobrevivido el ostracismo académico u oficial y resistido la incredulidad generalizada.


Octubre de 2009, hace tantos años que sigo éste tema que realmente me siento cansado, quizás como dijo “Indiana”, no son los años sino el kilometraje.
Cansado de la estupidez humana, de los “investigadores”, “Viajeros iluminados” y todo aquel que niega, a priori, o del que acepta ciegamente, sin profundizar, cualquier cosa que se pone frente a él.
Es tan malo para el saber, tanto lo uno como lo otro, sin embargo no parecemos darnos cuenta de ello.
Recientemente debido al congreso de Paleopatología que se realiza en Argentina, surgió nuevamente mi interés por saber él ¿Porqué? Esta disciplina no aborda el tema de las piedras de ICA y quise ver que había en la red, sobre esta vieja cuestión.
Realmente la red es una herramienta invalorable pero, como toda herramienta ésta puede dar buenos o malos resultados dependiendo de saber usarla correctamente.
La cantidad de sandeces que se pueden encontrar para, refutar o defender una u otra postura, sobre estas manifestaciones en piedra es, tan arrolladora que no puede menos que preguntarme ¿Quién tiene la culpa de esta enorme distorsión de los hechos?
La “enciclopedia” libre Wikipedia define las piedras y muestra argumentos a favor y en contra otorgando la posibilidad de conocerlos, enviando al lector a cada sitio en cuestión, permitiéndole evaluar aquello que, el gestor de la página, piensa sobre la cuestión de su interés.
Javier Cabrera DarqueaLeyendo estas referencias se puede inferir que estas páginas no escapan a la calificación antes expresada a pesar de su esfuerzo por hacernos creer que sus autores se encuentran debidamente informados.
Leemos en un artículo de una página consultada a partir de Wikipedia:

“... En mi opinión, Javier Cabrera era un hombre de buena fe quien no se dio cuenta jamás de que coleccionó rocas talladas por varios artesanos y comerciales hábiles. En 1966 recibió de un tal Basilio Uchuya de Ocucaje, un pueblito situado a unos 30 minutos de Ica, una piedra en la que estaba grabada la figura de un pez ...”

En primer lugar es el Sr. Félix Llosa Romero, amigo personal de Cabrera, quién le entrega la primer piedra grabada con la figura de un pez.
La piedra en cuestión pertenecía a la colección de los hermanos de Llosa Romero, Cabrera ya había visto en su juventud una de estas piedras, pero durante años no supo de ellas nada más que por referencias.
De ninguna manera es el lugareño Basilio Uchuya quién hace entrega de ésta piedra a Cabrera.
El mencionado Basilio Uchuya ingresa en el tema de las piedras en la década de los setenta cuando Cabrera ya hacia años que había tomado contacto con ellas.
Esto ocurrió muchos años, (El contacto y trabajo sobre las piedras, que realizó Cabrera) antes de 1966, año en el que Cabrera también puede leer el artículo de “El Comercio”, de referencia, que hablaba de un hallazgo del Arquitecto Santiago Agurto Calvo, firmante del artículo, de otras dos piedras halladas en excavaciones realizadas por él.
En otro párrafo de la página se expresa:
“... Primero que todo, nadie encontró nunca las piedras en cuestión en el lugar específico, o bien en un estrato geológico que pueda haber sido datado con el método estratigráfico, sino que todas las piedras que ilustran escenas “fantasiosas” se las entregó el artesano Basilio Uchuya al doctor Cabrera, y la mayoría de ellas se exhiben hoy en el museo de la Plaza de Armas, en Ica ...”
Lo expresado con anterioridad a éste párrafo, en rojo, contradice lo expuesto por el administrador de una de las páginas consultadas, reafirmando su falta de información, (Que según se desprende de sus escritos, toma de terceras manos, ya que hace referencias a trabajos del periodista español J.J. Benítez) poniendo en evidencia su manifiesta mala intención, o su insana intención de sólo refutar, como de lugar. Muchas de las piedras fueron halladas en sitios específicos y bien localizados, como veremos.
Las piedras halladas en 1966 por el arquitecto Calvo se encontraron junto a otros especialistas, Alejandro Pezzia Assereto, arqueólogo del Patronato Nacional de Arqueología del Perú y conservador del Museo Regional de ICA y encargado de las investigaciones arqueológicas de la región. Ambos participaron de las excavaciones en Tomaluz, al sur de Ocucaje.
(Todo esto el lector puede corroborarlo en el Artículo periodístico publicado en el Suplemento del Diario El Comercio de la ciudad de Lima del 11 de diciembre de 1966 bajo el título “Las piedras mágicas de Ocucaje” firmado por el Arquitecto Calvo.)
Sepa el lector desprevenido que no cualquiera puede ponerse a excavar en Perú, y menos publicar los resultados de esa excavación, sin una certificación y aprobación de la Casa de la Cultura de Perú, que en la década de los sesenta y setenta controlaba toda la actividad arqueológica en Perú y dirigía el prestigioso y muy celoso, Federico Kauffman Doig, con quién en el año 1976 debí discutir la posibilidad de obtener derechos de investigación en Chavín, cosa que no logré.
De hacerlo se expone a ser encarcelado y afectado en su actividad profesional.
Perú por ser un país de una gran concentración de riquezas culturales, en particular arqueológicas, pone mucho celo sobre el contralor de ésta actividad.
Un Arquitecto, como Santiago Agurto Calvo, matriculado y reconocido por la respectiva colegiatura académica, siendo además, por entonces, Rector de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Mayor de San Marcos, aún con todas estas certificaciones y las respectivas autorizaciones de la Casa de la Cultura, debía entonces contar con el contralor del responsable arqueológico de la zona en cuestión, de allí la presencia del nombrado, Alejandro Pezzia, responsable de dicha región.
Cuando se intenta demostrar lo indemostrable, tanto sea por detractores, escépticos o falsos investigadores, como también suelen hacerlo los defensores de las ciencias, se comete el error de aquilatar el ridículo para quienes entran en este tembladeral.
Son actitudes muy conocidas que han ejercido mucho daño sobre la humanidad demorando el avance de las investigaciones, por el temor de caer en el ridículo, que ellos pregonan, que si se pretende mantenerse dentro del sistema, puede pagarse muy caro.
No contentos con esto, los autores de algunas páginas acentúan estos criterios, al referirse despectivamente a quienes apoyaron a Cabrera o se sienten o sintieron atraídas por sus propuestas, sobre las piedras, intentando desautorizar o ridiculizar, sin los autorizados conocimientos, esta preferencias expresando:

“... Estas personas, ignorando por completo los fundamentos de la paleo-antropología, sostuvieron que las incisiones fueron hechas hace 60 millones de años, antedatando el origen del hombre a la era mesozoica. No sólo todo eso se derrumba considerando que las pruebas reales del origen del hombre demuestran que éste existió sólo a partir de hace unos 2 millones de años (Homo Habilis), mientras que los dinosaurios se extinguieron hace 65 millones de años, sino que también hay otras pruebas en contra de esa teoría que confirman que fue un engaño ...”.

Argumentación sumamente infantil y totalmente desprovista del conocimiento actual que lleva al hombre mucho más lejos.
No obstante mi cansancio, al que me referí más arriba, debo decir que no puedo permanecer impasible ante quienes suponen, pueden desvirtuar gratuitamente años de trabajo serio de alguien que como Cabrera dedicó parte de su vida a esclarecer una expresión humana, equivocado o no, merece el respeto de quienes estamos en el tema o simplemente nos interesamos por él.
Algo similar dentro de las ciencias humanas ocurrió con Florentino Ameghino, Raphael Girard, María Reiche, aún resuenan en los memoriosos de estas disciplinas, los nefastos procesos que se desataron luego de los intentos por anular y oscurecer el desempeño y actividad de quienes, con aciertos u errores, dedicaron sus vidas al saber.
Hasta el momento no existen detractores, sobre las piedras de ICA, que hayan fundamentado su postura con suficiente verosimilitud como para ser tenidos en cuenta, sólo abundan en legión, los obcecados, estúpidos, prejuiciosos, interesados y miedosos.
En cambio no han dado muestras todavía de interesarse científicos debidamente acreditados, que expongan su postura ante ésta cuestión.
¿Qué se puede decir que desde la óptica científica, sin eufemismos? Ya que eso es justamente lo que estamos reclamando, los pocos aportes serios, respetables que existen, confirman y reafirman el trabajo (geológico) sobre las piedras, independientemente de la interpretación de sus manifestaciones.
Pero vayamos al punto: La siguiente es una comunicación que realicé y pretendía presentar a un congreso unos días después de la comunicación pública sobre Ida, “Darwinius masillae” por el noruego Jorn Hurum (Museo de Historia Natural de la Universidad de Oslo.)
El reciente estado público efectuado en el Museo de Ciencias Naturales de Nueva York, del hallazgo de un primate de 47 millones de años, surgió del estudio por parte de un equipo de especialistas de la Universidad de Oslo, Noruega que Coordinó y reunió Jorn Hurum, quién lo bautizó Ida como su pequeña hija, debido al sexo del pequeño primate fosilizado.
Todo esto debió hacerse luego de la compra del fósil por la Universidad ya que se encontraba en manos privadas y había sido mantenido en secreto desde su hallazgo en 1983.
El estudio del equipo de especialistas convocados permite una nueva mirada inquisidora sobre temas que invariablemente, por romper con el eslabonamiento de la cadena evolutiva y del conocimiento aceptado, han sido dejados de lado por los especialistas.
En el año 1976 me tocó en suerte conocer y trabajar por un corto pero fructífero periodo de tiempo con el Dr. Javier Cabrera Darquea, médico y biólogo, oriundo de la ciudad y departamento de ICA, Perú, fallecido el 30/12/2001.
Cabrera es ampliamente conocido en su calidad de médico, biólogo. Heredero de una tradición familiar del departamento de Ica pero, por sobre todo, por haber dado al mundo su trabajo sobre las piedras de ICA, andesitas halladas en túmulos, sitios del desierto de Ocucaje, en la región costera de provincia mencionada.
En ella, actualmente sus herederos mantienen, con no poco esfuerzo, el museo que contiene las miles de éstas manifestaciones pétreas cuya superficie contiene diversas ideografías que representan escenas y momentos en la vida de un grupo humano.
Según lo estableciera la Universidad de Bonn en Alemania y el Instituto Petrográfico de Perú, en sendos informes técnicos solicitados por el Arquitecto Santiago Agurto Calvo, en 1966, que extrajo del sitio in situ en Ocucaje y Cabrera en 1967, corresponden a: “... Se trata indudablemente de piedra natural y redondeada por el transporte fluvial. (cantos rodados) Petrológicamente las clasificaría andesitas. Las andesitas son rocas cuyos componentes han sido afectados mecánicamente a causa de las altas presiones con simultánea transformación química.
En nuestro caso quedan patentes los efectos de una intensa sericitación (transformación del feldespato en sericita.)
Este proceso ha incrementado la compacidad y el peso específico, creando por otra parte la suavidad que los antiguos artistas sabían apreciar en la ejecución de sus obras.
Trataré de confirmar esta opinión preliminar por medio de un examen más minucioso en los laboratorios de la Universidad de Ingeniería y de la Universidad de Bonn, Alemania.
Por lo demás, cabe mencionar que las piedras están envueltas por una fina pátina de oxidación natural que cubre por igual las incisiones de los grabados, circunstancia que permite deducir su antigüedad.
No he podido observar ningún desgaste notable o irregular en las aristas de las incisiones por lo que cabe la suposición que han sido realizadas no mucho antes de su depósito en las necrópolis o lugares donde ahora son encontradas
...”
Lima 8 de Junio de 1967 Geólogo Eric Wolf
Mientras que en otro de los informes se expresa: “... Todas las piedras son andesitas fuertemente carbonatizadas, a pesar de que por su coloración y textura externa parecen ser, entre sí, de distinta naturaleza.
Las piedras proceden de capas de flujos volcánicos correspondientes a series del mesozoico característico de la zona.
La acción del intemperismo ha atacado la superficie de las piedras, cambiando los feldespatos en arcilla, debilitando por tanto su grado de dureza externa y formando una especie de cáscara que rodea la parte interior.
La dureza exterior corresponde en promedio al grado 3 de la escala de Mohns, llegando a ser hasta de 4 y medio grados en la parte interna no atacada por el intemperismo.
Las piedras pueden ser trabajadas prácticamente con cualquier material duro como huesos, conchas, obsidiana, etc., y, naturalmente, con cualquier instrumento metálico prehispánico...”


Si bien estos informes son definitivamente específicos a sus contenidos geológicos, de ellos se desprende que corresponden a depósitos del Mesozoico. (230 –63 M. de años) Sabemos que estos por sí solos no bastan, pero aportan información invalorable para comprender y evaluar los estudios posteriores realizados sobre los grabados, ya que existen dos párrafos que se deben tener en cuenta a la hora de realizar una primer evaluación:

a) “.. Por lo demás, cabe mencionar que las piedras están envueltas por una fina pátina de oxidación natural que cubre por igual las incisiones de los grabados, circunstancia que permite deducir su antigüedad...”

Está de más decir que no le compete al geólogo determinar o evaluar los contenidos y usos que se realizaron sobre y con las piedras en sí mismas y solamente aportan datos sobre su competencia.
Pero si avanzamos en nuestra observación veremos que si las piedras provienen de estratos comunes al desierto de Ocucaje que, como todo geólogo conoce, corresponde a una de las capas tectónicas, en superficie, más antiguas, de las que pueden hallarse unas cinco distribuidas alrededor de la superficie del planeta.
Estos depósitos del mesozoico en los que se produjo la oxidación natural, a la que hace referencia el especialista, devienen de hace 63/5 millones de años, luego expresa que:

b) “... No he podido observar ningún desgaste notable o irregular en las aristas de las incisiones por lo que cabe la suposición que han sido realizadas no mucho antes de su depósito en las necrópolis o lugares donde ahora son encontradas...”

No se requiere de mucha perspicacia para inferir que antes de que se oxidaran “alguien” las trabajó en su superficie y luego las guardó, comenzando así el proceso de oxidación, de referencia.

Argüir, como suelen hacerlo algunos “expertos” “investigadores” para escapar del ridículo, que son falsificaciones o “artesanías”, es una hipocresía descarada, malintencionada, toda vez que se podrían realizar los grabados, (Aún cuando ya está demostrado que es imposible igualar el estillo y la perfección de trazos) pero no se puede fraguar la oxidación periférica que caracterizan las andesitas. Que, como expresan los geólogos se encuentra en toda la superficie incluyendo en las propias incisiones.
Esto nos coloca en una conflictiva situación, que se agrava si pensamos que estas manifestaciones comenzaron a generar esta paradoja hacia 1966/67, cuando nada sabíamos de los grandes avances que nos deparaba la paleontología y la antropología en el campo de los primates.
Avances que a partir hallazgos realizados en 1979 y 1983 son fundamentales, son enunciadas en general por algunas páginas, sin describir su importancia y características dentro del contexto de las piedras.
La memoria me recuerda el atraso en las investigaciones en nuestra región, que se desató con posterioridad al ataque que Alex Herdicla perpetuara sobre los trabajos de Florentino Ameghino, con cierta razón sobre el “origen del hombre americano” pero de ninguna manera sobre los trabajos paleontológicos de los hermanos Ameghino.
Estas acciones poco científicas, crearon la inacción de los investigadores, por temor al ridículo, por más de cuarenta años.
Los grandes hallazgos, como el de Lucy, Ardi o Ida, permiten alcanzar un remoto pasado del bipedismo, (relacionado directamente con el hallazgo de fósiles, ya que como veremos, hubo otras manifestaciones que nos muestran esta característica sin la presencia física de los fósiles.)
Nada es estático, el universo cambiante de Herman Bondi y tantos otros, llega a los hombres, corpúsculos insignificantes del devenir cósmico.
Entonces me pregunto ¿Porqué somos tan orgullosos y obcecado para permitirnos ignorar las piedras de ICA?
No deberíamos ignorarlas, están allí, como un permanente desafío a la capacidad humana.
¿Qué nos asusta? Para que “olvidemos” manifestaciones del pasado que – queramos o no – están allí mientras muchos estudiosos, vergonzosamente cierran los ojos ante evidencias que no pueden explicar.
Salirle al cruce a las mentiras e invenciones de oportunistas o desaforados que opinan sin saber y esgrimen argumentos poco válidos para el saber científico, si se sospecha de ello, es parte de la obligación de los hombres de ciencia.
Así como lo hiciera el antropólogo-arqueólogo Juan Schobinger, docente de la Universidad de Cuyo, en 1982 con su libro “Vikingos o Extraterrestres” editorial Huemul, ante la cantidad de especulaciones gratuitas vertidas por entonces.
Así como el desafío del tiempo y las características del hallazgo no desalentó a Mary Leakey y dio a conocer sus huellas de Laetoli, África.
Cincuenta años de ocultación sobre los manuscritos de Qumram para defender intereses sectoriales o veintiséis años ocultando un hallazgo por cuestiones puramente mercantilistas, como ocurrió con Ida.
Si por lo contrario se hubiera presentado en los ochenta quizás se hubiera avanzado con mayor celeridad en el conocimiento de nuestro pasado.
Tal como ocurrió con los manuscritos de Naj Hammadi en lengua copta, hallados en Alto Egipto en 1945 en contraposición al ocultamiento y manejo antojadizo que la Escuela Bíblica ha realizado de los rollos de Qumram, salvo el “Rollo de Cobre” que se muestra al público en Estados Unidos.
¿Quién se animó a estudiar seriamente con respaldo financiero y académico las manifestaciones pétreas de Quenco en la localidad peruana de Cusco, en el sitio que todos conocen como “La pisada del dinosaurio” junto a la que puede apreciarse la impronta de una huella humana de pies calzados?
Al no abordar una investigación seria sobre las evidencias existentes y su correlación con el entorno geográfico, se está dejando el camino libre a los especuladores, detractores o defensores, contribuyendo a la invención de posturas que en nada favorecen nuestro desarrollo y confunden aún más a la sociedad.
Hoy con el descubrimiento de Ida de 47.000.000 de años ingresamos a las profundidades de un pasado que nos parecía imposible, pero aún así nos resistimos a creer.
Asimismo no debemos creer que Ida es nuestro liso y llano “antepasados” por el contrario podrían provenir de un linaje conocido relacionado con los lémures actuales, no más cercano a nosotros como lo están los gorilas los, monos y los traseros, la llegada de Ida al tema que nos ocupa tiene otra implicancia, como ya veremos.
Luis Lumbreras descubrió en la década de los setenta, la función del “sistema hidráulico de Chavín” y escribió su informe del Museo Nacional de Antropología y Arqueología, serie de Investigaciones de campo N°2 de Junio de 1976.
Prácticamente este trabajo específico permaneció ignorado ya que hablaba de la aplicación, en la cultura Chavín, de un conocimiento extraordinario, la aplicación de ingeniería hidráulica para el logro, de efectos acústicos, utilizando a la pirámide trunca de Chavín como caja de resonancia, en el valle de las cuencas de los ríos Mosna y Wacheksa.
Sé íntimamente las causas que llevaron a este gran hombre de ciencia a casi acallar su descubrimiento en esos años, yo dialogué con él en su “escritorio” del Museo de Pueblo Libre, conocí la idiosincrasia de Perú, de aquellos años.
Hoy cuarenta años después científicos en México acaban de encontrar que la Pirámide mayor de Chichen Itza en Yucatán tiene una arquitectura orientada a lograr funciones acústicas para glorificar al dios de la lluvia, Ku Kul Kan. (Ver Clarín 24/09/09)
La gran conmoción y el escepticismo de 1977 fue mayúsculo cuando Mary Leakey dio a conocer las pisadas de Laetoli, África. Dos homínidos caminando erguidos y juntos sobre la ceniza volcánica de 3.590.000// 3.770.000 años, como se demostró mediante datación de potasio-argón.
Situaciones similares de escepticismo se vivieron con los 3.500.000// 3.770.000 años de “Lucy” "Australopithecus Ramidus" que determinó el equipo de Donald Johanson en Olduvai, África en 1979 o los 4.400.000 años de "Ardi" "Ardipithecus ramidus" que comunicó Tim White, profesor del Centro de investigación sobre la evolución humana de la Universidad de Berkeley. (California, oeste)
En esos años hablar de 3 a 4 millones de años era impensado si tenemos en cuenta el hombre de Neanderthal se hallaba datado en 75.000 años.
Nadie aceptaba de buen grado que homínidos caminando erguidos pudieran haber existido hace tanto tiempo, las muecas de sorna, la duda constante sobre la veracidad y autenticidad de los trabajos, fueron el comentario permanente en los entre “profesionales” a quienes simplemente las comunicaciones en Natura o Sciencie les aportaban meridiana credibilidad.
Hoy los cambios que aporta al conocimiento científico sobre los seres humanos, el trabajo de más de diez años sobre el hallazgo del Ardipitecus Ramidus, Ardi, para los amigos, es tan impactante que habrá un antes y un después de ella.
Sin lugar a dudas deberemos replantearnos nuestros orígenes.
Todavía golpeaba muy fuerte las consecuencias nefastas que dejara el hombre de Piltdow sobre la integridad, seriedad y credibilidad del quehacer científico.
Gracias a Dios hemos evolucionado, en cierto grado, y nos podemos permitir algunas licencias, y llegar a comprender la aplicación de algunas tecnologías, que no nacieron con nosotros ni con nuestras aplicaciones.
Es como si en nuestra soberbia pudiéramos llegar a pensar que las leyes universales no existieron antes que nosotros las descubriéramos.
Sin embargo hasta ahora no sabíamos como abordar el enorme desafío que implica la presencia de las piedras de ICA, las figuras de las pampas de Nazca o las estatuillas de Acambaro, México.
María Reiche, la matemática Alemana que se animó y dedicó su vida a las figuras de Nazca, a solicitud de su mentor Paul Kosoc, es hoy respetada por científicos y profanos, quienes valoran el enorme sacrificio y dedicación que esa mujer puso al servicio de la ciencia, aún cuando sus trabajos no han podido todavía, arrojar demasiada luz sobre estas manifestaciones.
Varias generaciones han podido conocerlas, recorrerlas, analizarlas o simplemente verlas y finalmente leer y estudiar los estupendos trabajos de la matemática alemana, disentir o no con ella, pero es seguro que gracias a ese enorme esfuerzo de toda una vida al servicio de la ciencia, las figuras aún están allí, el pueblo de Perú tiene una deuda de honor con ella, referente a su estudio aún no esta dicha la ultima palabra.
La Paleopatología tiene en las piedras de ICA un desafío aún mayor que el que hasta ahora a enfrentado, digo esto porque junto con la Paleontología, dos de las disciplinas de los estudios del hombre y la vida sobre el planeta, la Paleopatología es, después de sus 35 años de existencia como disciplina formal, la que en mayor grado se halla comprometida por las expresiones ideográficas existentes en las piedras.
Hoy, con Ida, avanzamos de 3.500.000 a 47.000.000 de años hacia el corazón de la época mesozoica y debemos encontrar una explicación racional, científica y creíble para comprender la presencia en ella de un primate que se encuentra en un estadio intermedio entre lémures y homínidos.
Un lémur que ya comenzada a brindarnos señales óseas de su incipiente bipedismo justamente en la misma época en que los informes geológicos determinan, - o si usted gusta -, presuponen, que comenzaron su proceso de oxidación las andesitas de ICA.
En 1977 después de hacerme escuchar a través de la voz de las Américas las palabras de Mary Leakey sobre las huellas de Laetoli, y estando muy lejos de intuir la aparición de Lucy o Ida, en esa noche de Santiago de Chile en Radio Portales, donde concurrí a una entrevista con Patricio Varela, le expresé mi convencimiento que a medida que avanzábamos en el pasado el hombre se nos presentaría más próximo a nosotros, de lo que jamás hubiéramos pensado, luego llegó Lucy y hoy, con 26 años de retraso, Ida, me alegro no haberme equivocado.
Creo que las ciencias del hombre y en particular la Paleoantropología deberá asumir su compromiso y abrir una puerta nueva hacia el pasado, comenzando con todo lo que ya hay guardado en el desván que Javier Cabrera nos dejó, atiborrado de piezas que se pueden analizar con nuevos ojos, nuevas perspectivas.
Poner los pies en Ocucaje es vivir la experiencia de transitar el mesozoico y quizás, sólo quizás, despertar a una nueva concepción con la cual mirar la evolución de la vida y quizás aproximarnos más a Niles Eldredge - Elliot Gould y su teoría de los estertores, que a Darwin, tengamos en cuenta que generalmente el alumno supera al maestro.
Estas experiencias nuevas y la mente abierta para indagar en lo imposible es parte del desafío de la ciencia, tal como sucede con quienes estudian el desierto de Atacama para comprender que extraña cultura se adaptó y desarrolló en el lugar más árido de la tierra, allí donde llueve un milímetro por año; Allí donde la manifestación de la vida es una simple bacteria alojada en el interior de la higroscópica sal, que vive gracias a que ésta absorbe agua del escaso rocío nocturno.
Ida no es un hallazgo más en la cadena evolutiva, no representa solamente la posibilidad de un nexo entre los primates, propiamente dichos, y los homínidos, como lo intuía Darwin, también es la llave para que, aquellos que ignoraron hasta hoy, por descabellado e incongruentes, los trabajos de Cabrera, abran esa caja de Pandora, vedada al lego, pero dispuesta a brindar información a quienes desprovistos de soberbia, rindan culto al saber científico.
Intento creer que sí hemos evolucionado, siendo hoy parte de la clase silenciosa, pero no obligada a callar, pretendo hacer un modesto y sentido llamado de atención.
Siento que ustedes reciben el legado, de una generación, a la que pertenezco, que dejó, hallándonos obnubilados por la mayoría de los calificativos vertidos en este artículo, de una gran cantidad de desafíos por estudiar, debido fundamentalmente a nuestra innata resistencia e incapacidad para el cambio.
Recuerden que haber elegido el camino del saber los obliga, para con las generaciones venideras a no cometer el mismo error y mirar al mundo en forma diferente, siendo en definitiva sus ojos.
Grandes hombres de ciencia renegaron del ridículo y se animaron a desafiar el orden establecido, lo increíble e insólito, aquello que trasgredía la razón y nuestra comprensión.

Rubén Amilcar Spaggiari
Periodista

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