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lunes, 5 de octubre de 2009

El idioma como pretexto

España e Hispanoamérica, sus grandes

divergencias y coincidencias


Recientemente el monarca español, una de las monarquías europeas que refleja la decadencia de un sistema, impuesto por tradiciones y conveniencias de las familias monárquicas que no quieren perder sus privilegios, cayó en la cuenta que los países de América Latina, hispánicos o no, tienen voz propia y gobiernos independientes de la corona de España.

Colocado por: Rubén Amilcar Spaggiari (200-42-74-202.wll.prima.net.ar) Fecha: Lunes, 13 Septiembre 2004, at 9:31 p.m.

El exabrupto del Rey Juan Carlos en la reunión de países de Hispanoamérica, que integraron además de los países de la región, las dos potencias expoliadoras del continente, la Lusitana y la Castellana, responsables de la hispanoamericaneidad que le otorgan a ésta porción del Continente Americano, desnudo las graves falencias y la enorme hipocresía de quienes pretenden con la excusa de estas reuniones o de los congresos de “La Lengua Española” mantener una intromisión encubierta en nuestros vulnerables jóvenes Repúblicas.
“Divide y reinarás”... De esto sabemos mucho los que habitamos al sur del Río Bravo.
Ya tenemos en nuestra breve historia registro de estas situaciones que acicatearon intereses personalistas, sueños de grandeza, de pequeños hombres del continente.
Caudillos regionales, terratenientes ambiciosos, administradores corruptos y funcionarios de la corona de España que esperaban continuar con el expolio y el robo en estas tierras, impidieron a los grandes hombres como San Martín y Simón Bolívar llevar adelante el sueño de una América unida e independiente.
Hoy vemos como se nos quiere imponer el “Español” como denominación para la lengua que hablamos en cada uno de nuestros países, cuando la realidad es que sólo lo hablan algunos españoles en la Península Ibérica, o cuando esporádicamente salen de ella.
España está utilizando a Hispano América, América Latina, según convenga al lector, y a los hispanohablantes de la gran familia lingüística Castellana para dirimir sus propios conflicto de identidad.
El mosaico complejo de identidades étnicas que conjugan la España Moderna, con un idioma oficial que no ha podido revertir la situación ni acallar las lenguas propias, creando un caleidoscopio lingüístico que ellos denominaron gentiliciamente “Español”.
Ni Franco desde 1936 con la imposición de una lengua común, el Castellano, para toda España, como lo establece la constitución de la República, ha podido, como dije, cambiar el espíritu de los pueblos que conforman la España Moderna donde se habla “español” un castellano que conjuga las características regionales y locales de cada identidad, con sus modismos, tal como ocurre en nuestros países.
Ni Español-Argentino, sino Castellano-Argentino, como así también Castellano-Español que son dos cosas diferentes, la primera es la denominación de la “Familia Lingüística” y la segunda identifica al país que la utiliza interactivamente, recreando e interactuando en la aplicación y modernización de la lengua, contribuyendo al intercambio con otras identidades étnicas de la gran familia lingüística.
Fuimos colonias españolas y debemos reconocer nuestro pasado y la influencia que la España-Castellana ejerció sobre nosotros, pero no debemos olvidar, y en cada día que pasa lo tenemos presente, cuanto influyeron en nuestra identidad, en nuestra cultura y en nuestra lengua las raíces indígenas, nuestros pueblos naturales, nuestro suelo y geografía, nuestra fauna y flora que son parte inamovible e inequívoca de una identidad que hoy ya muy poco tiene que ver con la España Conquistadora.
Amamos sí la moderna España, Esa España que se esfuerza por integrarse a una Unión Europea, que cobija hoy, como en la historia reciente de nuestros pueblos lo hemos hecho los Latinoamericanos, a quienes se hallan en la búsqueda de su lugar en el mundo, amamos a Lorca, Cervantes, Benavente, Machado, Falla y tantos otros que nos legaron lo sublime de su arte sin pedirnos nada a cambio, sólo disfrutar con ellos.
Respetarnos, respetar la autodeterminación, con ello es suficiente.

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