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miércoles, 29 de febrero de 2012

Los Docentes y la Educación

La cruda VERDAD


Como ocurre todos los años en el inicio del periodo lectivo los conflictos entre el Estado y los docentes se agudiza y peligra el comienzo de las clases en la Escuela Pública.

La sociedad global asume que son los docentes quienes tienen la responsabilidad de hacer que las clases inicien y los culpan de no llevar adelante el plan ya establecido de antemano por el Ministerio de Educación.
Asimismo sobrentendemos que sus reclamos son extemporáneos y que deberían haber reclamado antes del año lectivo y no sobre esta fecha.
Justamente lo que no sabemos y, por supuesto nadie nos informa debidamente, es que estos reclamos salariales, de infraestructura, y de otra índole, los docentes los realizan durante todo el año siendo el Estado quien demora el tratamiento de ciertas cuestiones dando prioridad a otras de más urgente importancia.
Para nosotros, particular damnificados por la falta de clases, es más fácil endilgarle a los docentes falta de sensibilidad social por no atender la educación de nuestros hijos.
Sin embargo no se nos ocurre hacer codo a codo con ellos el reclamo ante los responsables por las cuestiones que los ocupan en el ámbito de su práctica cotidiana.
Lamentamos más no poder dejar a nuestros hijos en la escuela-guardería para liberarnos durante ese tiempo para el trabajo cotidiano, rara vez nos preocupamos por saber cual es el nivel o la temática docente que recibe nuestro hijo o los problemas que este afronta para desarrollarla.
El docente no debería reclamar por que las autoridades se ocupen de la recomposición edilicia de los establecimientos educativos, sin embargo es un de las causas más fuertes de sus reclamos durante todo el año escolar, reclamo que las autoridades no desoyen pero sí manejan con total discrecionalidad.
Llegándose así al comienzo de clases sin respuestas satisfactorias, calefacción en invierno, vidrios en las ventanas de las aulas, cielorrasos que no se desplomen, ventiladores en verano, meriendas, almuerzos con viandas sanas en los comedores, todos aspectos que no siendo escuchados en tiempo y forma, deben ser reiteradas una y otra vez.
Si usted cree que a su hijo solamente les imparten educación escolar siguiendo un programa que establece el Ministerio de educación, ha perdido la capacidad de internalizar aquellos años en los que usted pasó por la escuela.
Usted sabe, pero lo mentalizaron para no saberlo, que su hijo será mejor persona si recibe una educación adecuada que no pasa sólo por un buen programa curricular.
Mejor persona no significa ser un profesional, acceder a una educación superior, o salir del anonimato al que estamos masivamente destinados; ese anonimato que construye a los verdaderos héroes cotidianos que no vemos en televisión pero que forjaron y forjan, día a día, lo grande y hermoso de nuestra vida.
Justamente se es una mejor persona al recibir la educación para pensar y sentir, una educación que alimenta nuestros sueños y utopías, que nos permitirá luchar en la vida contra la adversidad para hacer realidad esos sueños.
Eso que parece simple no lo es, aquello que el docente aporta como un enorme valor agregado dado por su vocación para con la enseñanza y en particular los niños y jóvenes.
La cruda verdad es que, nuestra culpa, por desidia, comodidad o ignorancia esta contribuyendo al deterioro de la educación pública en nuestro país haciendo que la privada crezca exponencialmente siendo una educación para quienes pueden pagarla, o sea para pocos.

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