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miércoles, 10 de octubre de 2012

El Buen periodista

Periodismo y Política

¿Porqué debemos renegar del buen periodismo? Simplemente porque éste se ha comprometido políticamente y nos cansa que este siempre a la defensiva. Eso no es periodismo, del bueno, por lo menos, quién esto escribe, así lo entiende.

Desde hace mucho tiempo, como debe pasarle a muchas personas, mi costumbre es sintonizar la radio al levantarme, es casi automático sintonizarla en la frecuencia de AM. (Amplitud Modulada- u Onda Larga) 590 del dial, en Radio Continental a las 7 u 8 de la mañana y escuchar a Magdalena Ruiz Guiñazú y su equipo y luego continuar escuchando a Víctor Hugo Morales y su equipo periodístico. Esta costumbre se afianza en el interior por la buena recepción radiofónica de esa emisora capitalina; contribuye además la imparcialidad informativa demostrada por la empresa responsable de la emisora “Prisa Radio”.
La apreciación que acabo de manifestar es demostrable al escuchar que en la misma empresa y casi en una continuidad informativa conviven dos grupos periodísticos encabezados por grandes profesionales como son Magdalena y Víctor Hugo, cuyas posturas o prácticas cotidianas, hoy se manifiestan opuestas.
Es cierto que el periodismo rara ves es objetivo, esto ocurre por ser una profesión practicada por seres humanos, que rara vez, podemos manejar adecuadamente.
Según Jorge Lanata el “Periodismo Militante” es propaganda (dicho en “El Péndulo” canal “a”) El ser humano rara vez puede prescindir de sus sentimientos, sus ideologías, compromisos intimistas consigo mismo y su entorno, esta característica de la profesión es el eje conductor de varios artículos y notas de fondo elaboradas por mí a lo largo de mi práctica periodística, de lo expuesto inferimos que es el periodista el que milita haciendo que la profesión quede al servicio de una idea, un objetivo, un proyecto.

En un país, una cultura, donde rotular al individuo según sus ideas y prccticas es una constante no es difícil que se hable de “Periodismo Militante”.
Habiendo instalado en su justa medida donde comenzar el centro de mi posición crítica, (para no incurrir en errores, yo y quienes puedan aventurarse a leer esta nota) puedo proseguir con ella.
Como suele ocurrir en estos casos existen en política dos bandos bien definidos, generalmente antagónicos, enfrentados por aquellos los intereses (sociales, económicos o simplemente políticos) que grupo o actor sustenta y defiende desde su lugar en la sociedad.
Esto ocurre en toda o cualquier sociedad donde la acción política social es cosa cotidiana, debemos diferenciar la política partidista (aquella que se realiza dentro de la estructura, andamiaje o cobertura de un determinado partido o grupo político, contribuyendo con nuestras acciones a afianzar sus objetivos y poder en la sociedad).
Es común que muchos renieguen de esta diferenciación lingüística-ideológica argumentando que simplemente es una “postura escapista”: (toda participación social hace política para un determinado sector u objetivo) ¡manifiestan enfáticamente!, con justa razón, aún cuando, lo sabemos, existen sutiles diferencias.
Víctor Hugo fue siempre, desde la prédica periodística, fue un luchador, en contra de los monopolios y la concentración del poder, en particular en la actividad deportiva que lo tiene como particular militante desde sus orígenes.
Todos sus oyentes y los seguidores de su trayectoria, deportiva y cultural, que en los últimos años a acrecentado, diversificando sus incumbencias y enriqueciendo su profesionalismo y nuestro interés por escucharlo y seguirlo en el dial.
La “ley de Medios” como se la conoce en público, (Ley antimonopolica y reguladora de los medios de comunicación en Argentina) ley sancionada al impulso de la administración Kirchner, por la que Víctor Hugo venía bregando desde siempre, allí donde le tocaba actuar por desarticular el monopolio del fútbol y de la información.
Con Néstor Kirchner, (esta iniciativa recibió el total respaldo político y continuó con Cristina), potenciándose así, como era lógico, su participación militante y compromiso, que se tradujo en un discurso periodístico sin medias tintas.
Discurso periodístico que lleva a Víctor Hugo a estar a la constante defensiva de sus dichos y posturas ante determinadas situaciones coyunturales que se suceden en nuestra sociedad y que por su actitud militante, el oyente lo identifica y carátula (actitud muy argentina) como kirchnerista cuando la realidad es que en todo caso si debemos ser justos la defensa de una ley de medios y el “Fútbol para todos” es mucho más de Víctor Hugo que de los Kirchner, ellos llegan y suman una sociedad que ya tenía incorporada la necesidad de contar con una Ley que regulara los medios de comunicación.
Por supuesto que el compromiso y militancia del prestigioso periodista se destacó por sobre las cuestiones que sirvieran para la puesta en marcha de la TV pública, “Fútbol para todos”, sancionar y poner en marcha la tan ansiada ley desarticulando los monopolios.
Actuando en consecuencia Víctor Hugo se instaló a la cabeza de la prédica Kirchnerista que debía mantener viva, activa y en la calle el interés de la sociedad por lograr estos objetivos, así lo izo y dio muy buenos resultados dado que la sociedad que lo sabe un periodista serio, comprometido con su profesión, que no hace distingos sutiles de intereses personales o profesionales, como estamos haciendo para esta nota, apoyó y siguió su trayectoria desde su programa radial.
Víctor Hugo corría un gran riesgo en su carrera y seguro debe haber tomado una decisión, ser consecuente con su postura y apoyar la iniciativa del ejecutivo impulsándola y potenciando el proyecto, sin dejar de apoyarlo por supuesto pero no embanderarse políticamente y mantenerse en lo suyo, su profesión.
Creo que primó su pasión futbolera más que la ecuanimidad, prudencia y objetividad periodística y adoptó la postura del ser humano comprometido consigo mismo y sus convicciones.
Ese es el periodista que la sociedad caratuló como Kirchnerista, elección que, si fuera así, todo su derecho tiene de ejercerla, nosotros de cambiar el dial de no estar de acuerdo con su postura.
Molesta, y mucho que nuestro comunicador debe comenzar su programa disculpándose por sus dichos o actitudes, para defenderse de tal o cual ataque que recibiera de otro grupo, medio, o colega que no comulga con su pensamiento.
Cada cosa que expresa debe salir a aclararla, muchos oyentes de Continental la sintonizan después del mediodía, algunos suelen expresarlo en el programa de Fernando Bravo. (por supuesto que son los menos y sabemos de donde viene la mano).
Supo confrontar, en los pases de espacio, con las posturas de Magdalena, una gran periodista que suele perder el rumbo cuando está muy enojada, interrumpiendo y no dejando hablar a sus entrevistados.
Creo ser un buen escucha y bastante tolerante y compresivo de las formas sociales pero quizás no tanto con aquellas formas profesionales que son burdamente trasgredidas.
Por supuesto que no estoy hablando de errores, equivocaciones o aquellos furcios que todos tenemos, somos humanos.
Volviendo al principio, creo que sería una lástima que los periodistas que nos llegan al corazón, y que generalmente reflejan pensamientos como si fueran los nuestros, no defrauden a su audiencia, recapaciten y recompongan o retomen su lugar en el espectro radiofónico o la actividad mediática, que siempre tuvieron, sin claudicar de sus convicciones que son parecidas a las nuestras.

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