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martes, 7 de junio de 2011

Los Celulares ... otra vez

La nota que sigue puede ser hallada en D21 y el blog personal en el archivo de octubre de 2009 pero como es posible que hallarla signifique un engorro la traje a colación por las declaraciones en


Mendoza
Especialistas locales relativizan el efecto de los celulares en la salud
Médicos e ingenieros de la FUESMEN y la UNCuyo remarcaron que los estudios de la Organización Mundial de la Salud no son concluyentes. Sin embargo, aconsejaron tomar algunos recaudos.
07-06-2011

La que sigue es la nota que escribí en el 2009

martes 6 de octubre de 2009
¿Qué tienen en común el Petróleo y los Celulares?
“... Miente, miente, que siempre algo quedará...”

En el programa de Víctor Hugo Morales, el miércoles 13 del corriente, hicieron referencia a los efectos que los celulares tienen sobre la salud y si bien manifestaron que la OMS asegura no poder culpar a estos teléfonos de generar afecciones sobre los seres humanos, los miembros de dicha organización alertaron sobre su uso incontrolado.
Mientras los integrantes del programa, a su vez hacían referencia y algunas acotaciones sobre si dormir con el celular encendido tenía una acción perjudicial sobre nuestra salud.

Ruben Spaggiari

En la bajada pregunto que podemos observar tienen en común el petróleo, los celulares, si bien es una cuestión muy personal, creo poder asegurarlo sin temor a equivocarme, que aquellos aspectos que los une no es uno, sino varios, y a su vez la resultante, es la misma.
Para responder a la pregunta de la bajada, el título de ésta nota sería la mejor respuesta, pero quiero desarrollarla para clarificar porqué los une, la mentira.
Existen otros aspectos aglutinantes que hacen que ni siquiera la OMS se atreva a denunciar, aquello que saben perfectamente y que, paradójicamente, quienes trabajan en un medio radiofónico deberían saber, no sólo por aquellos hipotéticos conocimientos profesionales, que les deberían ser propios, sino porque de no ser así su vida sana estaría seriamente comprometida.
En primer lugar debemos saber que el organismo humano funciona por la acción e interrelación, o asociación, de corpúsculos bioeléctricos, las células, que forman la materia, energía compactada, aquello que llamamos cuerpo.
Si tenemos claro esto, como lo tienen todos los físicos, biólogos, algunos médicos y no muchos seres humanos, sabremos, o deberíamos, de que manera influyen o actúan en esos organismos, nuestros cuerpos, las cargas eléctricas externas.
Quienes trabajan con emisores de radio frecuencia saben que de ninguna manera deben exponerse a estas en aquellos sitios donde su incidencia es perjudicial.
Toda antena emisora tiene un “campo” eficaz y uno “negativo” donde las invisibles líneas de radiación no son eficaces.
De allí que una emisora, en proximidades de su fuente de emisión, pueda o no ser captada libremente o con espurias o interferencias desagradables.
Si un ser humano se expone a la fuente de radiación por un tiempo prolongado la respuesta de su organismo no se hace esperar y comienzan a surgir patologías que si bien la etiología, hasta hace poco tiempo, no se podía definir con precisión, desde la medicina alopática, la medicina oriental hace milenios que nos ha dado la respuesta.
Toda fuente emisora de energías radiantes, dependiendo de la potencia de sus radiaciones, es en mayor o menor medida perjudicial para la salud, dentro de su campo de acción.
Los celulares que son transreceptores, (Transmisores y receptores en un solo cuerpo físico) tanto cuando reciben, pero en particular cuando emiten, lo hacen a través de éste tipo de energías radiantes que en el caso de los celulares, es de muy pequeña potencia, motivo por el cual deben pulular las antenas de las empresas telefónicas por toda la ciudad y cada ciertos kilómetros en las áreas suburbanas.
Esa pequeña potencia es poco letal en la distancia, pero pegado a la cabeza o sobre la oreja es altamente peligrosa si se practica con asiduidad.
Si además tenemos en cuenta el parque creciente de celulares permanentemente en uso está todo dicho.
Un trabajador de equipos de radiofrecuencia tiene prohibido trabajar sobre la zona de radiación cuando se está emitiendo, esto lo saben los radaristas, los antenistas y deberían saberlos los trabajadores de la Radiofonía.
¿Porqué suponen que en las radios de AM los transmisores y antenas generalmente se hallaban fuera del sitio donde se encontraba el estudio, en pleno centro de la ciudad y se instalaban en las áreas abiertas de entonces, Pacheco, San Fernando? Luego estas instalaciones quedaron como parte del paisaje y ya nadie preguntó, pero si se siguen utilizando, ahora con áreas muy pobladas, ocurre lo mismo o similar, como con las torres de transporte eléctrico.
¿Porqué cuando se hacían juntos los estudios estaban en la base de la torre de la antena, cuyo basamento generalmente se hallaba en el patio de los estudios?
Justamente porque en ese lugar, la base física de la torre, se correspondía con el nódulo de incidencia negativa de la radiación, esto cualquier antenista, ingeniero electromecánico o electrónico lo sabe, y no es ningún secreto, está en los libros.
Una prueba curiosa para ver si estas antenas tenían “perdidas” consistía en colocar varios tubos fluorescentes sin conectar simplemente apoyados en la base de la torre para ver si se encendían ya que la radiación activaba el gas argón del interior del tubo.
Todo esto ocurre porque tanto el petróleo como los celulares son generadores de grandes ganancias y quizás, si las denuncias se concretaran y tuvieran resultados positivos, los males que se producirían serían mayores.
Hace mucho tiempo cuando vivía mi querido amigo Florencio Escardo, con quién colaboré en sus últimos años, escribí una nota de fondo titulada “Los Iones Negativos y la Salud” en la que resumía algunas de las experiencias que habíamos trabajado juntos aquí en Buenos Aires, que él utilizaba con sus pacientes, y que se estaban utilizando en otras latitudes con muy buenos resultados, sin embargo aquí se lo atacó rechazando a priori su tarea.
La Mentira es el aglutinante de todo esto, como resultante tenemos el creciente Calentamiento Global, no por la incidencia de aquellos derivados del Petróleo, o la perniciosa acción de la mano del hombre sobre nuestro ecosistema, no, nada de eso es el motor de lo que nos pasa y que nos esta llevando a la destrucción, el motor y generador de nuestros males es la estupidez humana.
Cuya más elocuente muestra la tenemos en nuestro país donde la audiencia prioriza a Tinelli, Susana, sigue a la “Señora” por cuarenta años, admira a “Pinti” pero no lo escucha, en cambio se idiotiza con “Los Midachi”, mientras programas como los de Vadía en canal siete o “La Segunda Argentina” se convierten en efímeras programaciones que intentan rescatar valores que parecen haber desaparecido del planeta.

Hasta aquí la nota que se publicó en el 2009.

Hoy 7 de junio de 2011 regresa el tema con declaraciones tan faltas de contenido de la OMS como aquellas que en esa fecha (2009) motorizaron mis opiniones.
A la OMS se suman “Expertos” que opinan sobre el particular intentando calmar los ánimos de las personas preocupadas por la falta total de precisión de los organismo competentes.
Estos expertos saben, esto no lo pongo en duda, que lo que yo expreso en mi nota es así.
Ninguno de ellos se expondría a las fuertes emisiones emanadas de equipos de radio frecuencia, no se expondrían a las radiaciones de un radar en su rastreo, no se expondrían a las emisiones radiofónicas dentro de su zona activa y esto es porque saben cuales serían las consecuencias.
Entonces cabe una pregunta, si suponemos, cosa que yo estoy seguro conocen, que saben que tipo de tecnología opera en un celular: a) El sistema exige la proximidad extrema del equipo con el cuerpo humano. b) El celular es un tranceptor que emite y recibe radiofrecuencias en una proximidad peligrosa con el cuerpo. c) Las afecciones o posibilidades de tener una acción perjudicial en el cuerpo humano son directamente proporcionales a la distancia entre el equipo y el cuerpo durante la transmisión y menor durante la recepción, debido a la distancia existente con la fuente de emisión.
Hasta cuando seguiremos siendo hipócritas y pretendiendo hacer un culto del rigor científico y esperaremos que las muertes confirmen nuestras sospechas.

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