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sábado, 16 de diciembre de 2017

Somos todos ALIENS

Reafirmando una intuición de 1957.


En ese año yo tenía 14 y formé el Grupo de Investigaciones Espaciales, G.I.E. con un reducido grupo de compañeros de la escuela de aprendices operarios y de la Dirección de electrónica naval, donde cursaba mi secundario.
Desde el comienzo de los Sputnik (Satelites Rusos lanzados en 1957) y del despertar de la astronáutica adscribí a la “Hipótesis Extraterrestre” posición que en aquella ápoca me dejaba fuera del círculo de amistades, quienes comenzaron a verme, un poco en broma, como un “Loquito”.
Por aquel entonces, mayormente en los ámbitos sociales en el cual discurrían mis días,  muy pocas personas se interesaban seriamente por este tema;  entonces yo no disponía de argumentos, formación o conocimientos que me permitieran defender mi postura. No obstante continué en el tema con la misma postura, convencido que la vida provenía del espacio exterior.
Las personas apresuradas o poco versadas entendían esto que yo expresaba entonces con “Hombrecitos verdes” o “Invasores de Marte” sin tomar en cuenta q2ue la vida no se expresa con expresiones humanoides sino que esta es un componente de la diversidad que expresa la vida.
Comencé a correr detrás de los Ovnis. Buscando respuestas probables, que por supuesto jamás pude mostrar o demostrar; más que nada porque, como lo comprendí después,  a nadie le interesa que abramos los ojos a la cuestión, en particular las fuerzas que controlan el mundo.
La ciencia y la información es poder, como tal, debe estar en pocas manos.
En ésta carrera loca tras los objetos volantes o  las  manifestaciones visibles en el espacio aéreo, capitalicé en las circunstancias de mi vida conocer y tratar algunos con gran asiduidad otros esporádicamente a los precursores de la temática, en mi país y en extranjero.
Nunca cultive “Amigos” quizás por mi comprensión idealizada de la amistad.
Siempre dije que en el país no había investigadores de Ovnis; que carecíamos de la formación e infraestructuras para hacer una investigación seria, me estaba refiriendo a los investigadores particulares,  divulgadores deseosos de enriquecer su nuevo libro o sus charlas públicas; renegaba de mezclar todo como en botica.
El esoterismo, las teorías conspirativas, la parapsicología, disciplinas que muchos colegas utilizaron como plataforma para muchas de sus charlas, revistas y libros.
Nadie puede desconocer que en el tratamiento de la cuestión, conviven todas, y cada una, de las disciplinas que mencioné y algunas más pero no se puede pretender ser especialista de todas ellas; para eso están los consultores o especialistas que contribuyen a llegar a buen término en nuestras correrías.
Por desarrollar mi tarea en provincia, hasta 1979, año en que recalé en Buenos aires, tenía reducida exposición mediática, debíamos buscarla, como forma de llegar a la prensa.
Fue escribiendo sobre el tema en el Diario Rio Negro, algunas columnas de interés, comencé en este arte de escribir.
Lo que sí debo reconocer es que los Ovnis y sus incumbencias me llevaron por caminos insospechados, caminos atados a las circunstancias de vida; que forjan y conducen nuestro destino o karma.
Por mi parte adscribía a la ciencia o la tecnología que me permitiera responder las preguntas que la temática Ovni me planteaba permanentemente.; razón por la cual me convertí en un joven de 23 años  multifacético, de múltiples intereses, en todos ellos soy un autodidacta.
Sólo la electricidad, la electrónica y luego ciertas áreas de las Ciencia Sociales lograron, serenar mi ansiedad de saber; así que me convertí en el eterno estudiante de  “Filosofía y Letras”, primero y “Antropología” después; que comencé a estudiar en el Instituto de Servicio Social de Gral. Roca Rìo Negro después de la Noche de los “Bastones Largos” en la UBA en que comenzó la diáspora de extraordinarios profesores e investigadores que recalaron en el Alto Valle.
Si yo tengo que decir que soy un producto de esa diáspora, razón por la cual comencé en Filosofía y letras, ya que los militares habían excluido “Antropología” de la curricula universitaria.
Pasé, en ese afán de saber, por cátedras que me admitían como alumno libre extranjero, en la Universidad Mayor de San Marcos, Lima,Perú; cursos en la UNAM donde se centraba lo mejor de la antropología del Continente
Tube, el placer y el honor, de ser el alumno descarriado, de Aide Mazzoni uno de los pilares de la terna en que sustentaba la gramática estructural de entonces, que habían creado: Ana María Barrenechea, Aide Mazzoni y Nicolás Bratosevich, estas enseñanzas me sirvieron, años después para comprender mejor el oscuro estructuralismo social que, en antropología impuso Claude Levi Strauss, y que yo recibí en los cursos del Gran Blas Alberti, por los años ochenta en Capital.
Tengo un grato y entrañable recuerdo a mis compañeras de FyL, algunas con quienes estudiábamos juntos, pocos varones en la carrera, curiosamente había una compañera de la localidad de Fernandez Oro, una morocha muy bonita, que me gustaba, pero ella nunca lo supo. Paradójicamente no recuerdo su nombre.
Ester Maida, Elza Calceta, la Negrita Gerónimo, quien después se casó con buen integrante de nuestras noches de peña, en la calle Tucumán de Roca; tenía una potente vos se llamó, después: “Chiqui” Pereira.
A las pocas semanas, de esa noche trágica para los espíritus libres, el saber y la Universidad Argentina, llegó al Instituto un antropólogo que inmediatamente invité a dar una exposición en la librería que teníamos con un compañero de trabajo y estudios, Rolando del Valle Lesta; entonces trabajábamos juntos y desarrollábamos intereses comunes. La Librería se llamaba, y llama, ya que está viva gracias a sus dueñas la Sra “Bocha” Salgado y Aidé Mazzoni a quienes les vendimos en aquellos años.
Así conocí a mi amigo y mentor en antropología Miguel Hangel Gonzales, (Sí, ya sé escribí Angel con H, es que este es el único que conozco que se escribe así, mi amigo era de exaltación de la Cruz, Prov. de Buenos Aires)
Sí,  los ovnis me llevaron por caminos extraños, en mi mundo, pero cada vez que regresaba podía percibir íntimamente, no estar equivocado, a medida que la ciencia y la tecnología permitió al hombre ampliar sus horizontes las respuestas a grandes incognitas comenzaron a ser develadas, pero los ovnis seguían en la oscuridad.
Así ocurrió que ante esta disyuntiva decidí dejar de seguir corriendo y me dedique a  estudiar y trabajar, una nueva etapa de mi vida en el humanismo y las letras.
Siempre seguí en contacto con algunos colegas en particular de mi generación, con quienes ya no nos vemos solo hacemos contacto en las redes sociales e intercambiando alguna información.
Ellos continúan en la temática, Rubén Morales a quién conocí por aquellos años, trabajando en publicidad y diseño; acaba de escribir un libro sobre los hechos de 1965 en la Antartida, además continúa con sus reuniones sobre ovnis en Río.
Café de la capital en la calle Río de Janeiro, donde se reúnen los seguidores del tema y de Rubén.
En tanto Alejandro Agostinelli lo conocí a través de su hermano Javier, fotógrafo con el que nos cruzamos practicando la actividad de reportero gráfico en algunas las redacciones; continúa con la temática  y el periodismo, administra un Blog: http://factorelblog.com/el-autor
Tengo en mi retina y mi corazón a muchos de aquellos pioneros de algunas generaciones anteriores y otros contemporáneos a quienes no nombraré ya que de algunos ya no recuerdo sus nombres.
Recientemente se publicó una información en distintos medios que daban cuenta de un hallazgo que me emocionó y me trajo nuevamente al tema… Del que nunca me fui, por supuesto.
El reciente descubrimiento de “Plancton”, (Micro organismos de vida marina) en las ventanas exteriores de la Estación Espacial Internacional, EEI; a puesto de cabezas a los especialistas y reflotó la hipótesis de sueco Sbante Arrenius de la “Parspermia”, propuesta de finales del Sigo.XIX.
Hipótesis que fuera tomada por el extraordinario Francis Crick, Premio Nobel, co-descubridor de la Doble hélice y el ADN, la enriqueció y reformuló llamándola “Parspermia dirigida”.
“Parspermia dirigida” no sería otra cosa que la forma de explicar en forma simple u coherente la vida en nuestro planeta, cuando se produjo y cómo. Esta es la explicación a la vida extraterrestre a la que yo adscribí en 1957.
Científico del Centro de Astrobiología de Bckingham, Chandra Wickramasinghe aseguró que el nuevo hallazgo de plancton, organismos del tipo Algas, o diatomeas, ya se han hallado antes en meteoritos, pero esta vez es un proceso y efecto nuevo.
Este  Plancton no puede llegar desde la tierra porque no existe aire para que dichos organismos vivan y proliferen; es la primera vez que se presenta una prueba que respalda la hipótesis de vida extraterrestre.

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