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martes, 7 de abril de 2015

Desmilitarizar o militarizar

Esa es la cuestión

Presuponemos que toda forma de armamentismo es una forma perniciosa de construir un país.
Si miramos en el espejo de la historia reciente (1965/1080) de nuestros pueblos, del nefasto comportamiento de esos militares, quizás abonemos estos pensamientos pero es justamente ese comportamiento del ser humano  lo que debe hacernos precavidos.

Debemos ser justos ver nuestra historia en su totalidad, no sesgada por los grandes contrasentidos del comportamiento humano.
El mismo contrasentido que nos debe hacer recapacitar al juzgar, correcta o incorrecta, nuestra visión sobre el tema.
Es la fragilidad de la condición humana la que debe llamarnos a la reflexión de las razones por no descuidar la Fuerzas Armadas.
Un país no tiene fuerzas militares por la razón de agradarle la violencia, las tiene, listas y dispuestas para demostrarle a los violentos y ambiciosos de siempre, que sabrá defenderse de posibles agresiones contra ellos, defender a su pueblo, su soberanía y patrimonio.
La historia de la humanidad, sobre las relaciones en este frágil mundo en el que viajamos, es más que elocuente, nos ha demostrado, lamentablemente demasiadas veces, que el hombre es violento, ambiciona lo que el otro tiene, máxime, si él carece de ello y suele arrebatarlo por la fuerza.
Es ese frágil equilibrio de la paz el que se debe preservar, para ello se hace necesario tener fuerzas armada modernas y sumamente actualizadas y dispuestas; la disuasión es una parte sumamente importante del ejercicio de la paz.
Debemos saber que es muy peligroso NO hacer lo correcto..
Si esta imagen hipotética se llega a concretar, solo la capacidad de protegerse, demostrar fuerza y firmeza en su posición inclinara la balanza; la situación vivida en los años de la “Guerra Fría” fue demostrativa de esta pugna de poderes.
Argentina es un país pacífico con una profunda convicción por los derechos humanos y la plena libertad de los hombres; desde los comienzos de su vida política, sus hombres llevaron este pensamiento y acción allí donde fuera necesario.
Las armas, de la que sería la República Argentina y las de sus hombres estuvieron al servicio de la libertad y la soberanía de los pueblos de América.
Unos pocos y malos hombres de armas de hoy, vistiendo uniforme militar, que sólo se dedicaron a conspirar contra sus propios pueblos, como pasó en décadas recientes, no pueden obnubilar nuestro entendimiento.
Nuestras Fuerzas Armadas y las armas dependientes o derivadas de ellas, deben ser controladas, educadas y adiestradas por el Ejecutivo Nacional  bajo el estricto control del Congreso de la Nación. Debiendo ajustar su desempeño a la funciones para la cual hayan sido pensadas y creadas por sus fundadores.
 Jamás deberán utilizarse para cumplir otros roles que no sean aquellos específicos a su arma; nunca deberán ser utilizadas en actividades internas como “fuerzas de seguridad interior” o supletorias de las funciones de policía, que dependen del Ministerio del Interior, del Ejecutivo Nacional y de la Secretaría correspondiente; salvo como consecuencia de una agresión externa, sólo mientras dure este suceso, las Fuerzas Armadas conjuntas podrán crear el cuerpo de la P.M. para ampliar el alcance de sus actos a la seguridad interior.
El manejo fluctuante que hace cada administración política del poder que el Ejecutivo tiene para comandar las Fuerzas Armadas, armarlas, desarmarlas, embarcarlas en roles para lo cual no han sido creadas, creando en desmedro de ellas, falsos paliativos para la seguridad interior. 
Este mal manejo político de las Fuerzas de Seguridad, el combate contra el delito que se acrecienta progresivamente, es un grave problema que tiene múltiples facetas, que deben ser abordadas simultáneamente con las Fuerzas de Seguridad, tanto Federales como Provinciales.
La hipocresía del mundo sentada en las negociaciones de la ONU hace que ese diálogo unilateral de Argentina con Inglaterra se prolongue, sin resultados a corto plazo.
Argentina tiene una profunda vocación de diálogo, vocación que no debe confundirse con mansedumbre; podemos no tener todo el armamento que debiéramos o el equipamiento adecuado, pero si así nos enfrentamos, engañados por nuestros militares, a la fuerza mejor militarizada del mundo moderno con sus aliados de turno, y mal que les pese, aún seguimos dialogando.
Se aproximan arduas negociaciones que deberemos afrontar en distintos frentes y todos afectan nuestros recursos e intereses territoriales.
América del sur se encuentra a un paso de consolidar una unión duradera con los países de la Región, situación que no es bien vista por otras potencias que ven debilitado su poder sobre la zona.
Brasil la mayor economía regional y el país Sudamericano de mayor potencial hacia el futuro incrementó su poder militar y modernizó sus Fuerzas Armadas en los últimos años, tanto Lula Da Silva y su sucesora Dilma Rousseff comprendieron el rol de Brasil en el futuro del hemisferio y actuaron en consecuencia.
Sólo espero que el futuro no nos tome de sorpresa.

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