La
humanidad que construimos
El
mundo se enfrentó, en el siglo pasado (XX) al dilema de tener que elegir entre:
Izquierda o derecha; capitalismo o
socialismo; Comunismo o liberalismo; estas dicotomías, desdibujadas en las
sociedades modernas, se hallan vigentes en la sociedad globalizada de este
siglo.
Ni
la Gran Guerra, (1914-1918) sería la última, como se pregonaba, solo el
prolegómeno de la segunda Guerra Mundial que dejó como saldo un mundo dividido,
repartido como un pastel entre los vencedores. (Acuerdo de “Yalta”)
Ya
Alemania había sufrido la imposición del “Tratado de Versalles” en 1919, documento
en el cual Franceses, Rusos e Ingleses imponen unilateralmente la degradante
condición de la rendición Alemana que no hace más que aquietar las aguas de ese
mar embravecido.
De
ese degradado, sometido y humillado pueblo germano se valió Hitler para
exacerbar el sentido nacionalista de una sociedad dolida, aletargada e
impulsada a la II Guerra.
Ese
período incierto que sobrevino a la segunda guerra y que llamamos “Guerra Fría”
continuidad diplomática de un conflicto, sin confrontaciones manifiestas, pero
de grandes enfrentamientos estratégicos donde las apariencias y demostraciones
de poder tuvieron sus momentos relevantes.
El
desmembramiento del poderío oriental con
la caída del Muro de Berlín y la Perestroika impulsada por Mijaíl S. Gorbachov, Secretario General
del Partido Comunista de la Unión Soviética de 1985 hasta 1989 y presidente de
la Unión Soviética de 1989 a 1991 dio el puntapié inicial para el gran cambio
hacia la modernidad.
Sí Mijaíl S. Gorbachov,
cambió la faceta del mundo al eliminar estas dicotomías y dar paso a la
globalización.
En
1992 cae el Muro de Berlín y la desarticulación
de La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, (U.U.R.R.S.S.)
También
esto contribuyó al desmembramiento del partido comunista como aglutinador político.
La
globalización, convertía a las sociedades mundiales interactuando en todos los
aspectos del entramado social económico y político, en una unidad cultural.
A
esto contribuyó grandemente la impulsión en las comunicaciones que ampliaron la
interacción de las sociedades, independientemente de su situación geográfica.
Hoy
el mundo se rasga las vestiduras por el horror de los refugiados que escapando
a la hambruna y la violencia en sus respectivos países, buscan la seguridad de
la Europa Occidental.
Una
Europa que se halla dividida por un signo monetario unificador, que
indudablemente no tuvo el criterio aglutinante que se esperaba; parecería que
la Alemania de Ángela Merkel quisiera pasarle facturas del pasado a la Europa
aliada y recordarle el tratado de Versalles que debieron aceptar.
Países,
cuyos pobladores, en las primeras décadas del siglo XX, escaparon hacia
nuestras tierras. a causa de la guerra se niegan hoy a recibir a los
refugiados.
Inmigrantes
que contribuyeron al desarrollo, crecimiento y construcción de Latinoamérica
haciendo de Indoamérica un caleidoscopio de culturas que fructificaron en estas
latitudes, tierras donde hallaron un hogar y la paz.
Es
que eso no les dejó ninguna enseñanza.
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