Mirando
el hoy, predecir
el mañana
Hace
quince años, como escalón al milenio,
escribía la nota, “ El tesoro del
fin de siglo” un texto que me sirvió como catapulta para escribir en varias publicaciones sobre el
tema y otros similares como “Energías
alternativas, para un país limpio”.
Notas
que luego, fueron cedidas reiteradas veces para ser publicadas en ediciones
periódicas o esporádicas, regionales,
del país.
Creo, sin temor equivocarme que
escribir sobre el porvenir es una cuestión de saber sobre aquello que se
aborda, con total seguridad; siempre me cautivó la capacidad humana para
permitirse innovar sobre la marcha, autodestruirse a cada paso, asimismo buscar
alternativas para superarse y mejorar.
De
hecho cuando se realizó el “Congreso de
Aguas Subterráneas” en Mar del Plata, 2001, me incorporé a la prensa
acreditada y participé de las deliberaciones y entrevistas con especialistas de
un tema preocupante, como lo demostró el
congreso del que participaron especialistas de varios países del mundo.
En su oportunidad pude dialogar y
ampliar mis conocimientos con algunos especialistas que reafirmaron algunas
posturas sobre el tema, de nuestro
país Liliana Teruggi; la Dra.
Bocanegra o el Dr. Daniel Ronen del servicio
hidrológico y Microbilogía de la Universidad Ben Gurión, de Israel.
También pude compartir momentos
muy esclarecedores con uno de los mayores especialistas en sistemas costeros de
España, que por su interés por nuestra costa y su erosión creciente, llevé a
Necochea, para reconocer nuestro litoral.
Es un constante aprendizaje de los
temas que me ocupan y preocupan lo que me permite abordarlos con soltura y marcar
puntos de inflexión, anticiparme a lo que vendrá, marcando la diferencia; en
este contexto no puedo sustraerme al momento crítico del país y mi región.
Hoy en vísperas de elecciones,
tengo que reconocer que ninguno de los candidatos, nacionales o locales
reflejan la búsqueda de soluciones a los problemas que ya tenemos los
argentinos y necochenses: la comunidad de Necochea-Quequén, localidad Atlántica
costera distante 136 Km. Aprox. De Mar del Plata.
Municipio que tiene características propias; de su
proximidad con la ciudad de Mar del Plata, adquirió su imposibilidad de
proyectarse como polo turístico, siendo siempre, en la mente de sus habitantes,
la hermanita menor de la Costa Atlántica, incapaz de superar a su hermana
mayor.
En esta línea de pensamiento,
reitero las características propias de este enclave balneario que otrora fue
reducto de las escapadas vacacionales de las familias de la elite porteña que
se refugiaba en sus arenas subes, extensas y amplias.
Era tal la relevancia de las
playas Que construyeron su propio hotel famoso por aquellos tiempos de
caudillos y poder, el “Hotel Quequén”.
Hoy, como mudos testigos de esas
épocas de esplendor, se yerguen entre los duros arbustos, vegetación rala y
arisca, de las dunas costeras, al que la inventiva humana arrebatara el actual ejido
urbano de la ciudad portuaria, el vetusto pero mantenido “Hotel Quequén”,
reconvertido en edificio habitacional.
La colonia de vacaciones, hoy
sede de una delegación regional de la Universidad del Centro y varias construcciones,
otrora señoriales, “Castillos de Quequén” majestuosas estampas de esa época de
esplendor.
La delegación local de la Prefectura Naval funciona en una
construcción de la época.
El Río Quequén y su particular
ecosistema, es parte de la geografía y característica de la región; río que
termina desaguando en el mar conformando un estuario natural de aguas profundas
que dieron origen al puerto homónimo; moneda de cambio para los enjugues
políticos entre Provincia, titular de su gestión y de los eventuales
administradores que hacen, durante su ejercicio, sus propios negociados a
espaldas del municipio.
Complejo portuario de real
importancia para la comercialización de los productos agropecuarios de la
región y el país; le otorgó esta posición de relevancia agroindustrial pero tampoco
fue suficiente para que se pudiera erigir en un polo de desarrollo para el
sector.
La inoperancia de las gestiones,
los enfrentamientos operativos, las discrepancias políticas, Quizás las
desmedidas apetencias de sus gestores, han relegado el crecimiento de la
región.
Este desmadre operativo perjudicó
al municipio impidiendo que este pudiera adquirir su propia identidad.
Acuífero Guaraní |
Vimos la construcción de una
planta acopiadora de fertilizantes en su recinto provincial a l que la ciudadanía
toda se opuso, ante tal perspectiva debieron dar marcha atrás en su
construcción.
Después
la empresa Ponal instaló tanques para almacenar fertilizantes alegando ante el
reclamo de los vecinos, hacerlo bajo estrictas normas de seguridad, contra
posibles derrames, haciendo que cada TK estuviera dentro de un recinto o
piletón antiderrrame.
http://juventudporquequen.blogspot.com.ar/2007/11/ponal-deber-relocalizar-tres-tanques-
Aspectos que la comunidad rechazó
cn protestas en el predio pero tanto la empresa como los gestores de estas
instalaciones saben que las protestas se agotan y la gente se desalienta y
cansa, allí están los TK y quién autorizó su puesta en marcha, más rico.
Con estos antecedentes, y muchos
otros que en los últimos años preocuparon a la población, como la calidad del
agua potable para la ciudad y el desecho de las aguas negras que como toda la
comunidad sabe desagua en el mar en la llamada “Punta Carballido”.
La rotura de un caño que originó
un seria alarma en la población que la municipalidad debió acometer a la
brevedad.
Asimismo la creciente conocida
contaminación del curso del río Quequén, receptor de aguas escurridas en las
napas de decantación, de los agroquímicos utilizados por los agricultores aguas
arriba.
Contaminación que la comisión
tripartita de gestión de la Cuenca, siempre ha negado a pesar de los informes
brindado por especialistas de la Universidad de Mar del Plata.
Ante esta perspectiva uno
esperaría que alguno de los candidatos a la inminente contienda electoral expresara
alguna preocupación sobre estos eventos y manifestara posibles soluciones.
Son los menos y utilizan el tema
con aspecto electoralista, sin un programa o proyecto que respalde sus dichos;
esta actitud, al hombre de la calle, al
ciudadano común, se le presenta como un argumento para la rapiña, el puerto
seguirá siendo un negocio para algunos y los problemas seguirán creciendo.
Ante lo expuesto reitero lo que
dije, no hace falta ser un visionario.
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