“ …
Nada nuevo hay bajo el sol.”
Razón
Bíblica
Viejas sentencias, nuevos
enigmas para el hombre.
Así
es, no hay que ser católico practicante, sólo es necesario ser lector, para
conocer que en algunos de sus párrafos o versículos, el libro sagrado para la
iglesia de Roma ofrece al lector o al creyente, entre otras tantas; la clara
alusión a la obra, supuestamente concluida, después del titánico esfuerzo que
significó, la creación.
Sí,
ante esta sentencia, que desde nuestro copete abre esta nota; es una de las tantas que nos asombran desde
las páginas de ese gran libro, de historias experimentales que, a cada
paso invita al lector a dejarse guiar
por sus palabras.
Podemos
dudar de la sacralidad que se le atribuye o le otorgan, millones de fieles,
seguidores de la doctrina cristiana. Todos podemos ejercer ese derecho.
Algunos,
no católicos, como yo, creemos tener fundamentos para no aceptar ni creer nada
que venga de esa corporación.
En
cambio no podremos negar, jamás que, dejando de lado lo oscuro del lenguaje
utilizado, las versiones llegadas hasta nosotros, los tiempos a los que intenta
introducir al lector, muy lejanos y de por sí, oscuros; hacen compleja, difícil
o enmarañada, cuando no, tediosa, su
simple lectura.
La
reflexión de los primeros párrafos de esta nota surgió recientemente cuando una
de las tantas notificaciones, recibidas de amigos o grupos en las redes
sociales, dio cuenta en facebook de una información que da cuenta que un equipo
de camarógrafos de España, que siguen redescubriendo América, para la nueva
generación “Z” de idiotas tecnológicos que carecen de formación e información,
ni la buscan, ni les interesa; con ver la TV. Les basta.
Este equipo de camarógrafos decía que
por invitación de un lugareño podían filmar por primera vez el valle de los
Dinosaurios en el norte de Perú, casi frontera con Ecuador, sitio en el que se
hallan las pinturas rupestres más llamativas y concordantes entre sí, con las
piedras de ICA y las estatuillas de A cámbaro.
Todas
estas expresiones nos contaban, por su sola
presencia, en los años setenta y siete, cuando tuve referencias por el
Rdo. Padre Crespi, después de mostrarme unas laminas doradas de hojalata,
semejantes a láminas de oro, con incisiones que dejaban en bajorrelieve raros
símbolos y figuras de enormes animales que se asemejaban a dinosaurios,
reptiles y elefantes.
El
nos decía que cerca de allí había un lugar escondido donde en una época cohabitaron
bestias y hombres y esa historia se hallaba en paredes de roca caliza, que él
no la había visto pero informantes confiables se lo habían referido, en varias
oportunidades.
Reitero, por su sola presencia nos
hablaban y siguen hoy siendo evidencias ciertas; quizás de un periodo de
tiempo, en el ciclo evolutivo del hombre o tal vez; un lugar perdido, donde la
coexistencia humana con los grandes saurios, habría sido posible.
Recientemente
acaban de hallar en Guatemala, gracias a nuevas tecnologías de Scanner laser de
Eco-sonar, (LiDAR), los vestigios de mega-ciudades Mayas en lo intrincado de la
selva sólo había sido intuido, en los comienzos del siglo XX Raphael Girard, el
gran americanista.
Ciudades,
complejos arquitectónicos, han permanecido mudos, silenciosos, testigos; bajo
nuestros pies o invisibles a nuestros ojos.
Un
pasado, que nos habla, con su sola presencia sobre un pueblo majestuoso; nadie
puede siquiera esbozar la mítica idea de la inexistencia del pueblo Maya.
La
primera manifestación que se hiciera conocer y nos hablaba de una coexistencia incomprensible; por lo menos que
sepamos, fue durante el transcurso del
siglo pasado, fueron las Piedras de Ica,
cuyo “Alma Mater”, el Dr. Javier Cabrera Darquea, médico peruano, realizo su
tarea profesional y residencia en el famoso Hospital de Obrero de Lima.
Cabrera
era hijo de la provincia o departamento de ICA, descendiente de los padres
fundadores del lugar, a quién conocí y traté en 1977, venía batallando para
hacer conocer “El Mensaje de las Piedras de ICA” y estudiándolas desde 1963 y
preservar su legado; hoy conservado por sus herederos, la institución y el
Museo.
Todo aquello que trasgrede, el instituido andamiaje del “Consenso”, (Conjunto
de creencias aceptadas por el sistema.) es rechazado a priori,
determinada por la fuerza trasgresora,
hasta que el peso de las evidencias, la razón, el sentido común, o
nuevos descubrimientos llegan a determinar que la propuesta, es viable.
Aún
hoy, gracias a las nuevas tecnologías, puede hallarse en internet páginas
dedicadas a la falsedad de las piedras, páginas que esgrimen el viejo argumento
sobre la fabricación por parte del artesano Basilio Ochuya.
Ya
se hallaba en entredicho por aquella época y lo entrevisté en el 77, cuando demostramos que Basilio,
una buena persona, jamás podría haber realizado, ni aproximarse a hacer, una de
ellas; sin embargo el discurso se repite, haciéndole caso al señor de la
propaganda; “… Miente, miente que algo siempre quedará.”
Después
se dieron a conocer las famosas figuras de animales antediluvianos de Acámbaro,
localidad de México donde se encuentran, en el Museo Waldemar Julsrud.
Estas
figuras de arcilla, representando animales prehistóricos siendo domesticados
por hombres cuentan una historia muy
parecida a las piedras de Ica.
Estas
figuras siempre estuvieron en entredicho ya que no poseen la contundencia geológica
y pertenecen a un conjunto de pequeñas figuras cerámicas halladas por un comerciante,
ciudadano alemán, émulo de Heinrich
Schliemann, en 1945, quién posteriormente con apoyo de sus amigos
prosiguió escavando en el lugar.
En
ese mismo tenor están aquellas páginas que hablan bien sobre las piedras, el
trabajo de Cabrera y su legado; éstas, también repiten información, aunque no
tan insistentemente como fuera necesario, además tienen la obligación y el
desafío de aportar datos para avanzar; no solo debemos contribuir a preservar en
la memoria del colectivo social el legado de Cabrera, debemos avanzar en
difundir su mensaje.
Este
es uno de esos momentos que quienes defendemos esta postura por ejercer nuestro
derecho.
Esta
información, sobre el legado rupestre del valle de los Dinosaurios tiene poca
difusión, es cierto y esta carencia de difusión se debe a que no es fácil
llegar al sitio y recorrerlo pero se sabe de su existencia desde hace mucho
tiempo; reitero el Padre Crespi me informó dado que relacionaba los registros
en las láminas que tenía en el museo de María Auxiliadora, Cuenca, Ecuador, con
ese lugar.
En
sus conversaciones sobre el particular el padre Crespi dejaba entrever que si
bien estas laminas provenían,
hipotéticamente de la cueva de los Tayos , inmediaciones o cultura anexa,
sostenía o parecía entender que ambas expresiones, Tayos- Valle de los
dinosaurios estaban íntimamente relacionados.
Es
importante destacar que en su momento su existencia era un indicio repitente
del mensaje que nos dejaron informándonos de la coexistencia de aquellas
criaturas que se creían desaparecidas hace aproximadamente 65.000.000 de años,
de lo contrario como habría podido hombre alguno guardar un registro y plasmar
sus imágenes en pinturas rupestres de hace 8 o 9.000 años a.de C.
Además grabar sus historias en piedras cuyos
estudios de la pátina, ( Recubrimiento
blando y oscuro que recubre la piedra llamada “Andesita”) el análisis realizado sobre los
extraordinarios grabados o incisiones, como lo explique con lujo de detalles en
el libro: “El Nuevo Mensaje de las Piedras de Ica” reafirma su demencial
antigüedad.
Razón
por la cual, este dato suele ser rechazado, a priori sin que medie un
exhaustivo estudio sobre ellas; en particular sobre las características
mesurables, que aportan, como se demostró en tiempos de Cabrera, razones valederas para no apresurarnos a desestimar
su mensaje.
Estos
mensajes se repiten, quizás con contenido variado, pero señalando que, en un
cierto momento de nuestra evolución cultural, el paso de la humanidad por sobre
este hogar transitorio, esta escuela aprendizaje en la cual nos dan cierta
independencia para evolucionar, cohabitamos con otras especies, otros seres
vivos que juntos, quizás alcanzamos cierto grado de saber compartido.
Después
una rama evolucionó independientemente o por lo menos así lo parecería.
Rudolf
Steiner, ese gran pensador alemán decía que el problema más grave del hombre es
que es incapaz de aplicar el “Sentido Común” ya que este le era, el menos común de los sentidos.
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