Reafirmando
una intuición de 1957.
En
ese año yo tenía 14 y formé el Grupo
de Investigaciones Espaciales, G.I.E. con un reducido grupo de compañeros de la escuela de
aprendices operarios y de la Dirección de electrónica naval, donde cursaba mi
secundario.
Desde
el comienzo de los Sputnik (Satelites
Rusos lanzados en 1957) y del despertar de la
astronáutica adscribí a la “Hipótesis Extraterrestre” posición que en aquella
ápoca me dejaba fuera del círculo de amistades, quienes comenzaron a verme, un
poco en broma, como un “Loquito”.
Por aquel entonces, mayormente en los
ámbitos sociales en el cual discurrían mis días, muy pocas personas se interesaban seriamente
por este tema; entonces yo no disponía
de argumentos, formación o conocimientos que me permitieran defender mi
postura. No obstante continué en el tema con la misma postura, convencido que
la vida provenía del espacio exterior.
Las
personas apresuradas o poco versadas entendían esto que yo expresaba entonces
con “Hombrecitos verdes” o “Invasores de Marte” sin tomar en cuenta q2ue la
vida no se expresa con expresiones humanoides sino que esta es un componente de
la diversidad que expresa la vida.
Comencé
a correr detrás de los Ovnis. Buscando respuestas probables, que por supuesto
jamás pude mostrar o demostrar; más que nada porque, como lo comprendí
después, a nadie le interesa que abramos
los ojos a la cuestión, en particular las fuerzas que controlan el mundo.
La
ciencia y la información es poder, como tal, debe estar en pocas manos.
En
ésta carrera loca tras los objetos volantes o las manifestaciones visibles en el espacio aéreo,
capitalicé en las circunstancias de mi vida conocer y tratar algunos con gran
asiduidad otros esporádicamente a los precursores de la temática, en mi país y
en extranjero.
Nunca
cultive “Amigos” quizás por mi comprensión idealizada de la amistad.
Siempre
dije que en el país no había investigadores de Ovnis; que carecíamos de la
formación e infraestructuras para hacer una investigación seria, me estaba
refiriendo a los investigadores particulares,
divulgadores deseosos de enriquecer su nuevo libro o sus charlas
públicas; renegaba de mezclar todo como en botica.
El
esoterismo, las teorías conspirativas, la parapsicología, disciplinas que
muchos colegas utilizaron como plataforma para muchas de sus charlas, revistas
y libros.
Nadie
puede desconocer que en el tratamiento de la cuestión, conviven todas, y cada
una, de las disciplinas que mencioné y algunas más pero no se puede pretender
ser especialista de todas ellas; para eso están los consultores o especialistas
que contribuyen a llegar a buen término en nuestras correrías.
Por
desarrollar mi tarea en provincia, hasta 1979, año en que recalé en Buenos
aires, tenía reducida exposición mediática, debíamos buscarla, como forma de
llegar a la prensa.
Fue
escribiendo sobre el tema en el Diario Rio Negro, algunas columnas de interés,
comencé en este arte de escribir.
Lo
que sí debo reconocer es que los Ovnis y sus incumbencias me llevaron por
caminos insospechados, caminos atados a las circunstancias de vida; que forjan y
conducen nuestro destino o karma.
Por mi parte adscribía a la ciencia o la
tecnología que me permitiera responder las preguntas que la temática Ovni me
planteaba permanentemente.; razón por la cual me convertí en un joven de 23
años multifacético, de múltiples
intereses, en todos ellos soy un autodidacta.
Sólo
la electricidad, la electrónica y luego ciertas áreas de las Ciencia Sociales
lograron, serenar mi ansiedad de saber; así que me convertí en el eterno
estudiante de “Filosofía y Letras”,
primero y “Antropología” después; que comencé a estudiar en el Instituto de
Servicio Social de Gral. Roca Rìo Negro después de la Noche de los “Bastones
Largos” en la UBA en que comenzó la diáspora de extraordinarios
profesores e investigadores que recalaron en el Alto Valle.
Si
yo tengo que decir que soy un producto de esa diáspora, razón por la cual
comencé en Filosofía y letras, ya que los militares habían excluido
“Antropología” de la curricula universitaria.
Pasé, en ese afán de saber, por cátedras
que me admitían como alumno libre extranjero, en la Universidad Mayor de San
Marcos, Lima,Perú; cursos en la UNAM donde se centraba lo mejor de la
antropología del Continente
Tube,
el placer y el honor, de ser el alumno descarriado, de Aide Mazzoni uno de los
pilares de la terna en que sustentaba la gramática estructural de entonces, que
habían creado: Ana María Barrenechea, Aide Mazzoni y Nicolás Bratosevich, estas
enseñanzas me sirvieron, años después para comprender mejor el oscuro estructuralismo
social que, en antropología impuso Claude Levi Strauss, y que yo recibí en los
cursos del Gran Blas Alberti, por los años ochenta en Capital.
Tengo
un grato y entrañable recuerdo a mis compañeras de FyL, algunas con quienes
estudiábamos juntos, pocos varones en la carrera, curiosamente había una
compañera de la localidad de Fernandez Oro, una morocha muy bonita, que me
gustaba, pero ella nunca lo supo. Paradójicamente no recuerdo su nombre.
Ester
Maida, Elza Calceta, la Negrita Gerónimo, quien después se casó con buen integrante
de nuestras noches de peña, en la calle Tucumán de Roca; tenía una potente vos
se llamó, después: “Chiqui” Pereira.
A
las pocas semanas, de esa noche trágica para los espíritus libres, el saber y
la Universidad Argentina, llegó al Instituto un antropólogo que inmediatamente
invité a dar una exposición en la librería que teníamos con un compañero de
trabajo y estudios, Rolando del Valle Lesta; entonces trabajábamos juntos y desarrollábamos
intereses comunes. La Librería se llamaba, y llama, ya que está viva gracias a sus
dueñas la Sra “Bocha” Salgado y Aidé Mazzoni a quienes les vendimos en aquellos
años.
Así
conocí a mi amigo y mentor en antropología Miguel Hangel Gonzales, (Sí, ya sé escribí Angel con H, es
que este es el único que conozco que se escribe así, mi amigo era de exaltación
de la Cruz, Prov. de Buenos Aires)
Sí, los ovnis me llevaron por caminos extraños, en
mi mundo, pero cada vez que regresaba podía percibir íntimamente, no estar
equivocado, a medida que la ciencia y la tecnología permitió al hombre ampliar
sus horizontes las respuestas a grandes incognitas comenzaron a ser develadas,
pero los ovnis seguían en la oscuridad.
Así
ocurrió que ante esta disyuntiva decidí dejar de seguir corriendo y me dedique
a estudiar y trabajar, una nueva etapa
de mi vida en el humanismo y las letras.
Siempre
seguí en contacto con algunos colegas en particular de mi generación, con
quienes ya no nos vemos solo hacemos contacto en las redes sociales e
intercambiando alguna información.
Ellos
continúan en la temática, Rubén Morales
a quién conocí por aquellos años, trabajando en publicidad y diseño; acaba de
escribir un libro sobre los hechos de 1965 en la Antartida, además continúa con
sus reuniones sobre ovnis en Río.
Café
de la capital en la calle Río de Janeiro, donde se reúnen los seguidores del
tema y de Rubén.
En
tanto Alejandro Agostinelli lo
conocí a través de su hermano Javier, fotógrafo con el que nos cruzamos practicando
la actividad de reportero gráfico en algunas las redacciones; continúa con la
temática y el periodismo, administra un
Blog: http://factorelblog.com/el-autor
Tengo
en mi retina y mi corazón a muchos de aquellos pioneros de algunas generaciones
anteriores y otros contemporáneos a quienes no nombraré ya que de algunos ya no
recuerdo sus nombres.
Recientemente
se publicó una información en distintos medios que daban cuenta de un hallazgo
que me emocionó y me trajo nuevamente al tema… Del que nunca me fui, por
supuesto.
El
reciente descubrimiento de “Plancton”, (Micro
organismos de vida marina) en las ventanas exteriores de la Estación
Espacial Internacional, EEI; a
puesto de cabezas a los especialistas y reflotó la hipótesis de sueco Sbante
Arrenius de la “Parspermia”, propuesta de finales del Sigo.XIX.
Hipótesis
que fuera tomada por el extraordinario Francis Crick, Premio Nobel,
co-descubridor de la Doble hélice y el ADN, la enriqueció y reformuló
llamándola “Parspermia dirigida”.
“Parspermia dirigida” no
sería otra cosa que la forma de explicar en forma simple u coherente la vida en
nuestro planeta, cuando se produjo y cómo. Esta es la explicación a la vida
extraterrestre a la que yo adscribí en 1957.
Científico
del Centro de Astrobiología de Bckingham, Chandra Wickramasinghe aseguró que el
nuevo hallazgo de plancton, organismos del tipo Algas, o diatomeas, ya se han
hallado antes en meteoritos, pero esta vez es un proceso y efecto nuevo.
Este
Plancton no puede llegar desde la tierra porque no existe aire para que
dichos organismos vivan y proliferen; es la primera vez que se presenta una
prueba que respalda la hipótesis de vida extraterrestre.
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