El
imperio Romano de Oriente, conocido como “Bizantino”, sobrevivió por bastante
tiempo pero luego cayó en mano de los Otomanos que se apoderaron de la famosa
capital, Constantinopla, nacería lo que sería el último Gran Imperio del mundo
“El Imperio Otomano” que se consolida e ingresa en la modernidad conformando
las bases geográficas y políticas de la
actual y gran Turquía.
Cuando
el Imperio Otomano estaba agonizando, debido a estrictas razones políticas; los
pueblos Árabes que lo componían, mayormente dispersos, comenzaron un proceso de
unificación en Estados Nacionales.
Simultáneamente surgidas,
de la Edad Media y el Renacimiento, las nuevas Naciones imperiales y
colonialistas, nacidas y educadas en las guerras, invasiones y rapiña
emergentes de estas acciones miraban con creciente interés las apetencias de
los pueblos emergentes de ese Imperio, ese nuevo panorama geopolítico de los
siglos XVII al XIX
¿Por
qué pasa, lo que pasa?
Ya
expliqué que todo esto principió a pasar después de la caída del Imperio
Otomano comenzando la rapiña comercial, financiera y humana y la puja de
intereses por ver quien se quedaba con la mejor parte.
Como
expresa el refrán: “… A río revuelto
ganancia de pescadores.” Y para nuestro caso los pescadores eran los judíos
de Europa que vieron en ese desorden la posibilidad de “ …
Llevar agua para su molino.”
En
Agosto de 1897, un judío, vienés, periodista, se había convertido en portavoz
de un movimiento que se convertiría en un Movimiento que bregaría por la
creación del Estado de Israel en Palestina.
Después
de su libro “El Estado Judío” publicado en 1896, Teodoro Herzl, su autor, había sido catapultado al liderazgo
indiscutido de una corriente de pensamiento que pregonaba con fuerza y
convicción un Estado propio, en una tierra propia, utilizando el respaldo de
los países poderosos.
Como
dije, en agosto de 1897 convoca en Basilea, Suiza, el primer Congreso Sionista Occidental en el cual se
forma la Organización Sionista Internacional de la cual Teodoro Herzl es
nombrado Presidente.
El
programa que se redactó en dicho congreso, precisó las bases del Sionismo
Occidental, tal como lo conocemos, declaraba
que los objetivos del Sionismo eran:
… Una “Patria públicamente
reconocida, legalmente asegurada, en Palestina” que debía lograrse mediante la
organización, la colonización y la negociación bajo la égida de las potencias
imperialistas.
Esta
posición impuso una impronta al movimiento judío surgida del mandato sionista
que determinó que el objetivo del Sionismo, y por lógica, de todo judío:
“
Crear para el pueblo judío una patria en
Palestina, asegurada por la ley pública.”
Ya
en su libro de 1896 Herzl enunciaba la posibilidad:
“…
Si su Majestad, El Sultán, (del moribundo Imperio Otomano)
nos diera Palestina, nos comprometeríamos a sanar las finanzas de Turquía. Para
Europa formaríamos allí parte integrante del baluarte contra el Asia:
Constituiríamos la vanguardia de la cultura en su lucha contra la barbarie.
Como Estado neutral mantendríamos relaciones con toda Europa que, a su vez,
tendría que garantizar nuestra existencia.”
En
el Congreso de Basilea amplió estos conceptos, expresados en su libro:
“… Es más y más en interés las Naciones
civilizadas y de la civilización en general que un enclave cultural se
establezca en el camino más corto a Asia. Palestina es ese enclave y nosotros
los judíos somos los portadores de cultura que estamos dispuestos a dar
nuestras propiedades y nuestra vida para lograr su creación.”
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Esta
no es nada más que el comienzo, las gestiones de T. Herzl recién comenzaban y
para concretar su plan se encargó de captar a los Ingleses a través Secretario J. Chamberlain y los buenos oficios de la
oficiosa y muy encumbrada familia Rothschild, contando para esto con el
respaldo de Lord Rothschild, que a decir de Herzl: “… Fue la fuerza más grade y
efectiva que ha tenido nuestro pueblo desde su dispersión.”
Está
demás decir que las propuestas y negociaciones de T. Herzl encontraron en los
imperialistas y colonialistas ingleses una predisposición a respaldar el Estado
de Israel en Palestina.
En
Octubre de 1902 Lord Rothschild y T.Herzl se reúnen con Chamberlain logrando
que el Secretario Colonial Inglés aprobara y apoyara la idea y sus propuestas,
como le explicara Herzl, sería con el auspicio del esfuerzo Sionista el imperio
británico no sólo sería más grande con una colonia rica, sino que diez millones
de judíos:
“… tendrán todos a Inglaterra en el
corazón, si mediante una acción se convierte en la potencia protectora del
pueblo judío. De un golpe, Inglaterra tendrá diez millones de súbditos secretos
pero leales, activos en todas las clases sociales de todo el mundo.
Ante una señal, todos ellos se
pondrán al servicio de la nación magnánime que da una ayuda largamente deseada
… Inglaterra tendrá diez millones de agentes para su grandeza y su influencia.
Y todo el efecto de esta clase de cosas generalmente se difunde de lo político
a lo económico.”
Después
de las guerras mundiales, la toma de Egipto por parte Inglaterra, la
construcción del canal de Suez, que se construyó con dinero que el primer
Ministro inglés Disraeli, recibió de la acaudalada familia Rothschild. Con ese
dinero Inglaterra pagó su canon de ingreso a participar del proyecto.
Esta
propuesta de Herzl es tomada por una parte de la comunidad judía en la diáspora
y los sectores sectarios y chauvinistas del imperialismo occidental, captados
por estas ideas y propuestas.
Estas
propuestas además de apuntar a lo más sensible de los intereses judíos tocaban
el punto más álgido de los intereses del imperialismo Occidental ya que ofrecía
como contra prestación de servicios convertirse en una cuña Occidental en el
Mundo Árabe y esto para promover la imposibilidad de unificación y la creación
de Estados Nacionales Árabes, era un atrayente plan.
Plan
que Inglaterra comienza a concretar al otorgar la Península del Sinaí al pueblo
de Israel y expulsar a los Palestinos iniciando con ellos los planes de
desunión de los pueblos Árabes de la región.
Cabe
señalar aquí la grandeza de espíritu de un pueblo que, equivocado o no,
buscó su identidad y unidad siempre se
mantuvo coheccionado, aún en la diáspora; lo expuesto desnuda las viles
artimañas y mecanismos de la diplomacia, las “Alianzas” políticas que intentan
ocultarle al mundo como forma de eludir responsabilidades.
Eludir
la responsabilidad e inventar un “terrorismo” allí donde hay luchadores que
responden a sus agresiones, muchas veces programadas.
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