¿Cuándo lo Popular, molesta?
Popular… Populismo
Lo
convierten en “Populismo”, a los oídos del desprevenido, para así desarticular
la fuerza de su mensaje, usted se preguntará, quizás, ¿Qué es el populismo? Intentaré explicarlo… Creo que es el mal uso
que algunas personas o instituciones hacen de lo “Popular” y supongo que usted
dirá y que corno es lo “Popular”.
Bueno,
según yo lo entiendo usamos esta generalización para englobar en esta
definición de popular toda aquella acción socio-política que beneficie a los
sectores más desprotegidos de la sociedad o al pueblo en su conjunto; por esta
razón, la medida, ley, norma o conjunto de acciones, son aceptadas por un grupo
mayoritario de la población.
Es
indudable que, siempre que un sector se siente beneficiado por una medida,
surge ese otro que sostiene que sus privilegios se ven amenazados, con una
medida de este tipo; allí en la permanente lucha de clases, nace el rótulo que
el colectivo social impone a estas acciones.
Acciones
que surgieron en Indoamérica como respuesta, después de la gran depresión de
los años 1929/30-50, secuela de la 1º Gran Guerra; estas acciones trataran de
impedir o minimizar los efectos que ésta depresión producía en los sectores
desprotegidos de la población.
Por
esos años intentando reducir la influencia perniciosa de intereses extraños a
nuestros propios pueblos se comenzó a vislumbrar un sentimiento Nacional y estatizante
que ejerciera un control más directo de nuestra producción y economías como
forma de ejercer una defensa contra las grandes burguesías históricas del
continente.
Estas
viejas burguesías, y las nacientes, surgidas de la nueva aurora industrial, se
mimetizaron con sectores de la clase media, sector que intentaba ganar preponderancia
sin perder privilegios.
Por
entonces en ese contexto, de la pos-guerra surgió el Movimiento Nacional Justicialista, (MNJ) que a instancias de militantes Laboristas encumbraron al
titular de la Secretaría de Trabajo del gobierno, de facto del general Edelmiro
Farrel. (1944-1946)
Su
vice-presidente, un ignoto general, a cargo de la secretaría de trabajo estaba
haciendo un buen programa y comenzaba su carismática carreara ganandoce el corazón
del pueblo desde 1946 en la carismática y emblemática figura de su creador,
junto a otros dirigentes sindicales, como Cipriano Reyes, (Frigorifico Swift) desde las filas del Laborismo y encumbrando
como líder indiscutido al Gral. Juan Domingo Perón.
Es
en esa década de los cuarenta cuando lo Popular cobra vida en un movimiento
abrazado por las clases productoras, los trabajadores, desclasados que no
encajaban hasta entonces en una clase social definida, simplemente se sentían
excluidos de la vida social política y económica del país, para ellos, ésta era
su sensación, que en la realidad se traducía en ser la mano de obra de la producción
en el país; cuyos resultados no se traducían sustancialmente a sus economías;
percibían que eran excluidos del sistema.
Los
políticos, que administraban los países de la América Indoamericana a espaldas
del pueblo debieron atenerse a las consecuencias y hacerse acreedores a ver
como se gestaba una rebelión contra los poderes mandantes; Augusto César Sandino
en Nicaragua, 1927-1933; la serie y sucesivos levantamientos que se dieron en
México en distintas épocas y momentos de los S. XIX y XX, encabezaron líderes
carismáticos como Emiliano Zapata o “Pancho” Villa y en otro contexto, el
levantamiento de comunidades indígenas de Chiapas con el “Comandante” Marcos”
en busca mejorar la situación en la región más pobre del país.
En
pleno siglo XX y en pleno surgimiento de esta tipificación para lo popular, sobre
la que estoy hablando, se desarrolló 1959, la Revolución Cubana contra el
estado títere de Fulgencio Batista, que había convertido a La habana y la Isla
de Cuba en un Casino y coto de recreación para ricos y mafiosos
norteamericanos.
Más
próxima a nosotros se desarrolló la revolución Nicaragüense que tomaba las banderas
de Sandino y se hacía conocida en los años sesenta y setenta como la “Revolusión
Popular Sandinista” que derrocó a la dinastía Somosista; pro-norteamericana.
Un conflicto puntual involucró a grupos
indígenas Misquito de la costa Atlántica, me llevó a participar, a solicitud de
E. Frites, presidente de la AIRA, para
tratar de contribuir a encauzar negociaciones con el referente de la
revolución, Daniel Ortega y resolver un conflicto de localización y territorialidad.
Reitero, lo popular molesta, a quienes se
creen con derechos sobre la vida y la muerte de las personas, reniegan de aquellos
que alzan su voz por sobre los demás y aúnan esfuerzos para conformar una
fuerza opositora; dispuesta a torcer sus
objetivos, no vacilan en eliminar los obstáculos que, estas voces, representan.
Intentaron por todos los medios y la mentira
repetida hasta el hartazgo, desacreditar a Cristina Fernández de Kirchner; la
justicia, su justicia, recientemente no les dio la razón y Cristina fue sobreseída;
quizás lo demasiado evidente es comprometido y hay algunos que prefieren no
involucrarse.
Los Subsidios de la administración Kirchner fueron algunas
de esas medidas populares que beneficiaban a muchas personas de menores recursos;
asimismo los subsidios por invalidez o discapacidad, además de ser una medida
humanitaria que debería ser aceptada sin discusión; el pago universal por hijo y los distintos
subsidios de este tipo que la administración de Cristina Fernández aplicó en
momentos de recesión.
Esta herramienta que el ejecutivo tiene y puede
implementar, sin la consulta parlamentaria, obedeció a un plan muy bien pensado
para movilizar la economía domestica, el consumo interno, ya que esos pequeños
dineros que el Estado debió prorratear entre los distintos subsidios a aplicar,
volvían a circular mediante el consumo, movilizando la economía.
Acciones o medidas populares, aceptadas por la gente
a quién beneficia, molestan al poder por el simple hecho de cambiar el estigma
de un pueblo empobrecido, triste y sin perspectivas de un futuro inmediato; por
rostros sonrientes y con fe en sus semejantes.
Desnudar, el entramado de poder, la ruta
del dinero o exponerlos al ojo crítico de la sociedad toda, a quién no quieren
dar la cara, es exponerse a una réplica, aún cuando ellos, directamente nunca
se ensucian las manos, tienen a su servicio voluntades compradas; dispuestos a
favorecer a sus mandantes.
Recordemos siempre: Hay criollos que nos
venden al mejor postor aquellos que
siempre viven de la teta de la vaca del Estado.
Tratemos, por todos los medios a nuestro
alcance informar a las nuevas generaciones que; lo que le ocurrió a Martín
Licata, no puede repetirse; su perdida,
irreparable, no debe ser olvidada.
Por lo menos, debemos intentar exponer
esa cara oscura del poder financiero, para que a ellos no los engañen; como lo
hicieron con nosotros después de la 2ª Guerra.
Ese deberá ser nuestro compromiso y
consigna de ahora en más.
De nosotros depende.
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