Los
días después, (La
normalidad, no
volverá a ser igual, por mucho tiempo.)
RECONVERSIÖN
Palabra
que significa cambio, proceso de volver a convertir o transformar una cosa,
acción o circunstancia.
En
estos momentos no es una palabra más, tomada al azar de nuestro vocabulario; hoy
estas circunstancias que nos toca vivir, en la que el ser humano afronta la
dicotomía de vivir o morir, se le presenta el enorme desafío de sobrevivir y reinventarse
socialmente.
Quizás,
somos nosotros, los Argentinos, uno de los grupos que más hemos debido ceder en
aras salvaguardarnos como sociedad.
Por supuesto que esta es una observación
e interpretación simplista sólo aplicada entre nosotros.
La
circunstancia social de quedarnos en casa para reducir la posibilidad de que el
virus se desplace, una medida por demás efectiva, que hemos acatado
solidariamente el 90% de nuestros compatriotas y que ha demostrado su eficacia
en aquellos que supieron tomar decisiones a tiempo.
Esta
circunstancia, reitero, nos enseña que para que cumpla su objetivo, debemos
abstenernos de la efusividad que nos caracteriza y mantenernos a un metro de
distancia, mínima, en aquellos momentos que nos vemos obligados a interactuar
con otras personas.
Esta
acción en nosotros, los Argentinos, creadores del “Abrazo que se baila”
nuestra danza nacional, sujetos que, más allá del tango, somos reconocidos en
todo el mundo por nuestra efusividad,
esa costumbre de acercarnos al otro, tocarlo, abrazarlo; actitudes que algunos
grupos humanos tergiversan.
Sí,
somos efusivos, besuqueros, agarreros y el coronavirus ha venido a hacernos un
llamado de atención, ponernos un límite, que no podemos desoír ya que es
altamente contagioso.
Los
números, a los que soy poco afecto, nos hablan de una cepa poco mortal pero
altamente contagioso y nos cuentan que otras pandemias que nos precedieron, y
otras enfermedades, virulentas que conviven con la humanidad, matan más personas que este virus; no
obstante sabemos que los números no reflejan la tragedia humanitaria en la que
estamos inmersos.
La
realidad es que aquellos que tenían su actividad cotidiana, su trabajo, ligado
a una actividad grupal o social han visto, de la noche a la mañana, y esto no es un cliché, suspendida toda
actividad, y en muchos casos su sustento nuclear.
Si
en esa fuente nuclear de ingresos, son aportados por ambos integrantes de la
célula familiar, desde distintas actividades productivas, quizás el proceso de
adaptación al nuevo panorama, podría ser menos doloroso.
En
esta etapa de la Pandemia, toda actividad social, tanto laboral como recreativa
se verá afectada.
A
medida que se superen las cuarentenas impuestas en cada actividad o grupo
social, la marcha hacia la normalidad comenzara, muy lentamente, hacia su ritmo
habitual; que nunca volverá a ser el mismo.
Repito, nuestra vida no volverá a
ser la misma; el temor subyacente seguirá presente
en el inconsciente de la sociedad ralentizando
ese proceso.
Así
en este contexto, algunas actividades podrán beneficiarse con las nuevas
herramientas brindadas por la ciencia y la tecnología y podrán aportar servicios
virtuales, iguales o similares que en forma presencial, como en muchos casos ya
se hace, otras actividades en cambio, no podrá servirse de ellas; deberán
reconvertirse, transformarse.
Quizás,
el tiempo deje una tenue memoria de lo sucedido, durante este periodo de
nuestra historia como especie; en cambio las secuelas dejadas sobre los
supervivientes debido a los cambios sociales que han debido afrontar, en
especial en lo profesional-laboral, causando un deterioro económico, afectarán
a aquellos que deberán enfrentar el desafío de haber sobrevivido y continuar.
“En
la naturaleza, nada se crea, nada se pierde, todo se transforma.”
(Principio de conservación de la masa.)
Antoine-Laurent Lavoisier
( 1743-1794)