MAGIA: La Ciencia del Futuro
Cuando
el famoso anticipador del porvenir escribió aquel libro, en el hemisferio
norte, que llamó: “Magia: La ciencia del futuro”, 1976, cuyos derechos de
edición concretó en Argentina editorial Alfa en 1977. Que puede comprarse o
solicitarse en las librerías, mucho faltaba para lo que vendría hasta hoy.
Sin embargo, este Periodista,
especializado en divulgación científica, ya era muy conocido en Estados Unidos
por sus Libros, notas y artículos de fondo en el New York Times y el Chicago
Tribune.
El recuerdo y la memoria
asociativa, hacen que regresemos a él inexorablemente. “ … Gracias a Einstein y a De
Broglie, hemos reconocido el hecho fantástico de que la energía y la materia
son intercambiables, y más aún, son una sola y misma cosa. La radiación tiene
las mismas propiedades que las partículas; Las partículas de materia tienen las
mismas propiedades que las ondas (de
radiación). Esto crea la paradoja que tanto la materia y la radiación (energía) tienen al mismo tiempo, una
naturaleza dual y similar…” (Pág.
12).
Es en ese pasaje de una de las
páginas iniciales de su libro donde Goodavage plasma el objetivo del libro y de
la nueva concepción de la ciencia, ya que sin saberlo … Supongo, nos anticipa
en 1976 las bases de lo que sería el “Modelo Holográfico”, que expone el Dr.
Robert lanza en su nueva Teoría de “Biocentrismo”. Lo más revolucionario en materia de ciencias
humanas, biología y Física Cuántica, aplicadas.
Es indiscutible el puesto de
relevancia que ostenta en la actualidad el autor de la teoría Biocéntrica; Es
indudable que su propuesta se sustenta en quienes lo precedieron quienes asombraron
al mundo en los setenta y ochenta del siglo pasado con sus propuestas de un
universo creado holográficamente por nuestro cerebro.
Todo aquello que nos parecía loco,
irreverente, fantástico, irreal, o cualquier calificativo que se nos ocurriera,
queda viejo desactualizado.
Deberemos hallar nuevos paradigmas
para definir o explicar el universo que se abre a esta nueva percepción del
mundo, tal y cual lo conocemos.
Al decir de los entendidos, el
“Modelo Holográfico” explicaría en sus más recónditos y oscuros vericuetos
epistemológicos, el verdadero sentido de lo inexplicable.
Es la “Teoría que faltaba”.
Los mesurados, a quienes no nos
seducen las propuestas extremistas que nos presentan o muestran respuestas o
soluciones que solamente pueden darse desde el ámbito científico o academicista,
disciplinas que encerrada en compartimentos estancos se aísla del sentir
popular.
Creemos y sostenemos la existencia
de una ciencia más humana, vivencial, que no nos diga solamente que esto está
mal, sino que nos permita discutirlo, hablarlo, discernir sobre aquello que
deberemos entender para bien, o para mal.
Fuera de los contenidos del dogma
de Fe, todo debería tener una explicación racional y lógica, porqué entonces
aquellos que dicen defender los postulados del saber científico, se exasperan
cuando introducen en esos “Claustros Sagrados” alguna disciplina que no
responden a sus premisas básicas.
Años
en contra de la medicina Homeopática, ese esfuerzo no declina con los años, muy
a pesar de la defensa y aceptación que los beneficiados con el tratamiento o
sus profesionales hacen de ella.
Con el mismo ahínco siguen
oponiéndose, a la acupuntura y sus especiales prácticas como la
Auriculoterapia.
Muy a pesar de los esfuerzos de la
Sociedad Argentina de Acupuntura y los Trabajos de Profesionales de la talla de
los Dres. Sussmann, Carvallo, Escardó,
por nombrar algunos a los que conocí y con los que llegue a colaborar en
especial el gran Florencio Escardó.
Profesionales que, muy a pesar de
su apego al saber científico, del que hacían gala, se permitían mantener su
mente abierta y esos canales de comunicación con lo nuevo, innovador,
desafiante.
Recuerdo la famosa frase de
Escardó que los pinta de cuerpo entero (Me estoy refiriendo a
Todos ellos) “…
Si me dicen que un sapo, colocado en la pancita de un chico enfermo, lo cura,
primeramente le pongo el sapo, después,
ya curado, intentaré estudiar las razones y causas del porqué.”
Cuando apareció en las librerías
“Magia ciencia del Futuro” llamó poderosamente mi atención, después de
leerlo y releerlo, comprendí lo osado de este pequeño texto, que nos
predisponía para vislumbrar un futuro, lejano y distante.
Debemos comprender que estas
mentes privilegiadas, abiertas a lo nuevo, fueron anticipadores de un nuevo
pensar, lucharon contra la desidia el oscurantismo y la renovación de las ideas
y formas de pensamiento, son bien conocidas las acciones en ese sentido que
encaró Florencio Escardó siendo decano de Medicina en la UBA.
Desechar lo nuevo porque sus
parámetros o fundamentos no se ajustan a aquellas pautas epistemológicas
aceptadas, sin permitir exponer sus bases teóricas o negando a priori sus bases
o fundamentos.
Parecería que hoy, en el
transcurso del primer lustro del siglo XXI, (Siglo que me parece
tan distante, tan lejano e inalcanzable como aquellos sueños e imágenes de mi
niñez que lo mostraban tan distinto) siglo que de tanto en tanto sigue mostrándonos como
continúan disparando sobre la libertad de recibir información, confundiendo saber y ciencia.
La ciencia, propiamente entendida,
es para unos pocos, comprenderla, desmenuzarla, aplicarla y en las
generalidades explicarla; el común denominador de la sociedad la utiliza, y
vive sus beneficios o peligros, que surgen de su aplicación, que los hay, sin
saberlo en forma consciente.
Después de finales del siglo XIX y
el primer lustro del siglo XX, en parte por el logro de grandes viajeros y
exploradores, en particular después de la II Guerra Mundial debido al avance de
las comunicaciones, el mayor ocio y bienestar, logrado por los avances
tecnológicos brindo a la población de los países aliados en la gran contienda,
la posibilidad de despreocupada del bienestar, el entretenimiento y el saber.
Así comenzó a ganar terreno los conocimientos
médicos de oriente introducidos en Francia que provenientes de Oriente, desde
sus múltiples disciplinas, comenzaban con producir un sismo, que la vieja
escuela no permitiría.
De esta forma esas prácticas y la
disputa por su idoneidad y saber, su cientificismo y el de quienes lo
practicaban, solía ser puesto en dudas, y aún hoy, lo es.
Estas disciplinas o prácticas
desconocidas e incomprendidas en su mayoría, aún hoy, comenzaron a insertase en
la cultura Occidental.
También debemos decir que lo
reservado de estas prácticas, sus fundamentos empíricos, la carencia de una
práctica metodológica, la carencia de una sistematología epistemológica las
hacía pasto de los escépticos, inquisidores u opositores de estas nuevas formas
de percibir el universo que somos.
Este cierto oscurantismo emanado
de la práctica de este saber popular, en ciertas circunstancias filosófico y ritual,
netamente social, en los lugares donde surgió.
En los comienzos este misterio o
misticismo fue alimentado por los interesados en crear el interés en estas
disciplinas y mantenerlas así, “A río revuelto, … ganancia de pescadores”
quienes se beneficiaban con este estado de cosas solían oscurecer más todo,
para su propio beneficio.
Cuanto más ignora la población
sobre algo, más bregará o pagará por obtenerlo.
Lo misterioso, lo oculto, lo
extraño, se convirtieron en la búsqueda de una revelación que sólo unos “Pocos
iluminados”, con un “Módico estipendio” podían brindar.
La Hipnosis, Acupuntura,
Auriculoterápia, Digitopuntura, Thai Chi, Yoga, todas estas prácticas y sus
variantes, según las regiones de Asia en la que se practicaran, por ser
disciplinas netamente empíricas, se convertían en un saber particular.
Muchas enseñanzas de esas técnicas
orientales, orientadas al mejor conocimiento de nuestro cuerpo, su
comportamiento y su interrelación con su entorno, permanecieron en ese oscura
nebulosa del saber mientras occidente perfeccionaba sus competencias
científicas y tecnológicas que le permitieron poco a poco desentrañar estas técnicas
y responder seriamente al cúmulo de preguntas, sin respuestas, que había
en referencia a ellas.
De esta manera así se logra desenmascarar
a los charlatanes y timadores que se aprovecharan de ese “Secretismo” al que
ellos mismos habían contribuido.
Era indiscutible que una
revolución del pensamiento lógico estaba convulsionando las mentes
occidentales, una revolución de la mano de un pensamiento empírico que, en lo
inmediato, contrastaba con las premisas aceptadas, pero no podía ser descartado
de plano puesto que sus fundamentos estaban fuertemente apuntalados por la
praxis cotidiana de los pueblos.
Se hacía menester profundizar en
el estudio de los principios y fundamentos de estas disciplinas y desentrañar,
a los ojos de la ciencia occidental sus principios para así comprenderlas y
explicarlas antes que “Negar su validez a priori”.
Aquella famosa frase acuñada en
los sesenta: “Ya vendrá una hipótesis, una teoría, que nos arroje luz sobre
aquellas cosas, que hoy, no podemos explicar con de nuestros conocimientos
actuales”.
Fue el preludio de la actual
teoría “Biométrica” que hoy abre una nueva mirada sobre el universo que creemos
conocer.
Esta es la libertad, tener para
analizar, discutir, discrepar, aceptar, proponer, rechazar, todo en el
maravilloso mundo de la convivencia armónica y con esta terminar con la Magia
de lo desconocido.